viernes, 18 de noviembre de 2022

EL BUEN SENTIDO CORRIGE EL SINSENTIDO

    Lo sencillo se complica en cuanto lo complicado es considerado sencillo. La mente es poderosa hasta llegar a sentirse frágil y atormentada, puesto que confundir lo superfluo con lo sustancial, y viceversa, es la ceguera que cree ver. Ansiar lo mundano por encima de lo eterno es ignorante enrevesamiento que empobrece y angustia el alma: hacer el bien para obtener rédito o aplauso general, ya no es bien, sino mal; entender lo escuchado con prejuicios es tergiversación inmediata, la peor de las sorderas (y, desgraciadamente, escasamente admitida y reconocida); atesorar riquezas, que la parca en su momento quitará, olvidando compartirlas con el prójimo es vileza y torpeza creídas laboriosidad y agudeza; defender una fe sin amor ni obras, es ensalzar una falsa y equívoca fe que aleja de los benéficos frutos de la auténtica, rebosante de compartido y acogedor amor.
    Continuar yendo en el sentido de la marcha equivocado, aunque la dirección sea correcta, nos aleja sin remedio del destino decidido previamente, de la misma manera y con igual resultado, en la senda espiritual mantenerse obcecado en lo ritualístico y abundar en lo aparente, mermando lo auténticamente fraterno y esencial, incrusta más si cabe en lo mundano.
    Por lo antedicho, aplicar sencillamente el buen sentido, corrige sin mayores cábalas o disquisiciones las nefastas consecuencias devenidas del sinsentido.

KHAAM-EL


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