Seguir
no es perseguir ni amar acosar. La libertad de caminar juntos es
sagrada, nunca una imposición. El egoísmo no conoce el Cielo, pues
lo rechaza en aras de un propio y exclusivo interés, frabricándose
infiernos donde no los hay. Los sucesos que en el mundo vivimos se
suceden por nuestros actos, no por mandatos Divinos, y dan los frutos
del ego o del espíritu por propia decisión.
Aprendemos
de los errores y pecados cometidos por sus desagradables e inevitables consecuencias internas: pérdida paulatina de paz, amor y felicidad;
para así, libre y voluntariamente, dejar de cometerlos. No somos
despiadadamente castigados a causa de ellos por un dios desaprensivo e
insensible, sino instruidos por un DIOS Infinitamente Bueno que con
amorosísima paciencia, ternura y sabiduría (como una madre o un
padre verdaderamente amorosos), infatigable al desaliento, tardo a la
ira y presto para el perdón, mantiene contra viento y marea, contra
toda clase de desatinos, sus inmensos brazos abiertos a la reflexión,
arrepentimiento y cambio de sus hijos, para que -cada uno a su
tiempo- retomar con ellos (nosotros), como antes de todo antes y después de
todo después, Su Gloriosa e Inclusiva Plenitud de Amor.
KHAAM-EL
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