Aquí y ahora se despliegan sin lucubración los íntimos recursos del alma para actuar en un continuo vital de acción libre, fraterna, feliz, en comunión, que trasciende el tiempo y las formas. El bien verdadero, que nos libera de las cadenas de la mortal carne, se hace sin esfuerzo, sin cavilaciones sesudas o culpabilizaciones victimistas; sencillamente, con atención clara y directa: lo oculto sale a la luz, lo falso se evidencia como tal, la vida se sabe sin muerte en su creativo núcleo de substancial plenitud, y los conflictos de lo separativo y egoísta se abandonan reconociendo su absurda y dolorosa hechura... Nada hay escondido a una conciencia en paz, sin miedo, auténticamente presente y vivaz. Perseverando en esta honesta actitud (inherente a nuestro más hondo ser), lo egoico e ilusorio es definitivamente trascendido y todo resentimiento, temor o avidez, se disipan sin dejar rastro en el Infinito Amor de la Divina Unicidad que por siempre ES.
KHAAM-EL
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