miércoles, 7 de diciembre de 2022

PLENA CONCIENCIA PRESENTE, DIRECCIÓN CORRECTA


   Enderezar lo desviado y atinar en lo correcto es labor de consciencia y humildad, de perseverancia y desapego. Percibir sensorialmente y juzgar desde ahí, no es garantía de conocimiento; no ofrece bendición ni plenitud aunque las anhele, recoge maldición y dispersión, puesto que juntar lo desunido -por minuciosamente que se adhiera o engarce- con el tiempo se desgasta y resquebraja, mas nunca lo que se reconoce indiviso. 
    El Amor sabe de la indivisibilidad espiritual. El ego desconociendo esto, enajenado, procura unir lo que supone ajeno, y pega y despega, cose y descose, une y disgrega, ríe eufórico y llora desconsolado, amasa riquezas y las pierde, se deleita en placeres y se desespera en dolores, se engríe con la fama y el aplauso, pero se deprime desolado con la indiferencia o el menosprecio; pierde porque, descuidado y engañado, da para obtener, en lugar de compartir para extender.
    Atención plena, presencia presente, consciencia pura: Amor vivo, prójimo apreciado en su núcleo y no en su transitoria apariencia. De súbito, Espíritu resurrecto. El ego disuelto por completo en su nada, mientras la corporal muerte queda definitivamente trascendida. Ahora sí, ¡bendiciones! Con la dirección vital corregida, acierto seguro... Divina Unicidad corroborada.

KHAAM-EL


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