La condición humana es sumamente precaria cuando se empecina arrogante en vivir para sí con sus propias escasas fuerzas, mas es milagrosamente consistente cuando consiente humilde vivir en fraterna relación confiando en la Divina Providencia, al saber y aceptar el infinito Amor de DIOS. La actitud altanera y egoísta lleva a un mundo de dolor y muerte, la humilde y hermanada manifiesta la bendición de lo eterno en el tiempo: la seguridad de resurrección.
A cada uno de nosotros, humanos por un tiempo en el tiempo, libres en conciencia, nos corresponde escoger y realizar una de estas dos actitudes. Recordemos, eso sí, que las cosas del mundo pasan, las del Espíritu quedan; según nos hayamos relacionado egoístamente o con amor, recogeremos en su momento remordimientos, desesperación, rabia, miedo y aflicción, o paz, esperanza, amor, valentía y regocijo en el corazón.
KHAAM-EL
No hay comentarios:
Publicar un comentario