No tienen vital significado las fechas; el Amor con las que son vividas y compartidas, todo. Vivamos por tanto sin miedo, sin cálculos ni expectativas; dándonos por entero al presente y siendo en él puerta abierta a lo infinito, mano tendida al prójimo, sonrisa pronta, oído atento y palabra veraz.
Celebremos la vida, la eterna y verdadera, en cada momento de cada día y no únicamente algunas fechas señaladas en el calendario. Desenmascaremos el vaivén de lo mundano y no nos dejemos seducir por su vano oropel, que nada genuino da y que todo lo sustancial opaca. Un año más, desde la exclusiva identificación con lo personal/corporal, se convierte a todas luces en un año menos, en un tiempo irrecuperable, en una nebulosa memoria egoica que poco a poco va difuminándose.
En consecuencia, no nos esforcemos por descollar especialmente en lo que pierde, ni nos distraigamos de lo importante valorando lo insustancial. Sumar en lo que resta, lo deja todo siempre finalmente en nada. No seamos, pues, cómplices de evasivas e indolentes fiestas, vanidades y lujos que, olvidando al prójimo tras arteras excusas, conducen irremisibles a la dura resaca del llanto, la confusión y el luto (relación especial), y unámonos a las campanadas del corazón viviendo entregados al DIOS VIVO; compartiendo SU Amor Infinito con el prójimo, dedicados a la Verdad y a la paz de Espíritu en un común propósito vital (relación santa).
KHAAM-EL
No hay comentarios:
Publicar un comentario