jueves, 24 de agosto de 2023

DÁNDONOS DE CORAZÓN RECIBIMOS LA PLENITUD

    El despertador suena. Los sueños cesan. Se agudizan mis sentidos y el entendimiento poco a poco se despeja. El tacto me relaciona de nuevo con el entorno y sus contornos, la mirada alcanza largo; vivaces, el paladar y el olfato jubilosos anticipan el intenso e inminente aroma del grato sabor a café, e indagador el oído se aguza. Abro la ventana, subo la persiana que parecía separarme de un mundo que arrollador me reclama, y de frente lo miro, consciente.
    Templado, desperezado, rutilante y bullente despunta intrépido el sol amarilleando la urbana lontananza...
    Trinan las aves cobijadas en el frondoso verde del parque bajo la balconada de mi dormitorio. Vuelan las nubes a ras del creciente azul. Ladra lejano un perro mientras una pareja conversa animada esperando, junto a la marquesina de la parada, el bus.
    Decidido a encarar con brío el día, inhalo hondo y retengo por unos segundos el aire en los pulmones. Reflejan los cristales de las ventanas colindantes brillos de esperanza, reflejos de expansión y unicidad.
    Arrobado, bendecido, liviano y feliz exhalo a mi vez bendiciones por la nueva oportunidad de vivir desechando el miedo, de compartir de corazón con el prójimo, de afrontar con conciencia los desafíos y enseñanzas que sin duda el transcurso de toda jornada ofrece.
    Maravillado atisbo en un relámpago de lucidez cómo todos los instantes, vividos con presencia y amigable disposición, tejen un cálido y mullido manto que nos cubre con inmaterial perfección y segura eternidad incluso en el tiempo, incluso en la carne, incluso en lo imperfecto, incluso en lo inseguro.
    No hay penuria ni muerte que nos separe de familiares y amigos, del próximo, de los lejanos, de los ángeles, del Amor, de la Verdad y de la Plenitud, ni mucho menos de DIOS... Vivamos por tanto sin temor, con arrojo y generosidad de ánimo. Seamos felices en las dificultades, amigo/a, y demos lo mejor de nosotros aun en lo peor; pues libres en esencia somos, y todo lo tenebroso, acabable y doloroso se funde en lo luminoso, inacabable y bienaventurado.

KHAAM-EL


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