miércoles, 2 de agosto de 2023

MIRADA INTERIOR, TESORO INFINITO

 "Y así tus ojos, adentro tornados,
te enseñarán tu tesoro escondido
bajo la tierra de tus propios campos."

Rudyard Kiplig

    Creer que las principales y más satisfactorias riquezas son exteriores es perderse por dolorosos vericuetos de acumulativas carencias, embutirse y atragantarse con insatisfactorias satisfacciones, obtener caducidades deseando intemporalidades, transitar bajo oscuros e intimidadores nubarrones mientras se sueña ilusamente con plácidas jornadas de sol. Profundicemos en el hondón de todos los meollos, en el núcleo de los núcleos, en el ámbito de ámbitos de donde el mundo y uno mismo surgen... No busquemos las respuestas esenciales afuera, ni esperemos ser redimidos por lo que, ladino, nos atrapa. No imitemos a unos u otros según un interés cambiante. Dejemos de pelearnos con el mundo intentando conquistarlo y cesemos de pedirle a cercanos y extraños conceptuales consejos que nunca acaban de satisfacernos, ni tampoco creamos que apoderándonos de cosas o teniendo influyentes relaciones especiales hallaremos seguridad. Lo que exige, sustrae; lo que usa, se siente utilizado; lo que no ama, nunca se siente amado.
    El ego siempre se siente menguado y, con ciega pretensión visionaria, esclaviza en el nombre del bien... Esa es la malicia que, como ya nos enseñó Buda, procede de la ignorancia de creer saber. Observemos, comprendamos y asimilemos que apoyarse en lo impermanente acarrea, tarde o temprano, inevitables caídas. Comprendamos sin tibiezas que la Respuesta, la esencial, verdadera e indubitable, se encuentra en lo más íntimo de cada uno, impresa en el alma, esperando ser escuchada... Sí o sí, la Redención viene a nosotros desde el Espíritu libre y eterno que en nos mora.
   Cuestionemos nuestras razones antes de cuestionar cualquier cuestión, no sea que el desatino provenga de la perspectiva reducida de las creencias personales que, miopes, ignoran su ignorancia. Meditemos... Conozcamos... Lo mollar nunca es personal. El mundo (que en su quid es inseparable de lo en él manifiesto) no puede ayudarnos si nosotros mismos no abandonamos los personales juicios de avidez/condena hacia él. Despertemos no dando por sentada nuestras particulares posiciones corporal/intelectivas, ¡lo esencial no puede dividir ni dividirse, tampoco empezar para acabar ni fingir para ser de verdad, o dejaría de ser esencial, eterno y verdadero!
    La esclavitud más opresiva no es física, sino mental. Esa ansiosa opresión que no ofrece escapatoria por sus monolíticos conceptos egoicos, su torpes proyectos y equívocos anhelos. Sólo cuando, conscientemente, uno se separa de la separación al dudar de las dudas como vía a la certeza, unifica; puesto que, saber que no se sabe no es una duda, e indagar y reflexionar en ello, con firme constancia, sí es senda hacia la sabiduría.
   Todo habla de nuestro indiviso y universal ser... todo nos muestra y enseña, ahora, la raíz de los pensamientos... todo nos señala e indica, aquí, dónde se posiciona la mente. Angustia o paz, congoja o júbilo, confianza o desaliento, amor o rencor. Meditemos sí, con constancia. No sigamos yendo convulsamente hacia lo exterior y resolvamos de una vez la confusión y angustia. Ahondemos en los recovecos del alma, en las pasiones del corazón, en las memorias atesoradas u escondidas. Hagamos la luz en cada esquina de la conciencia y limpiemos la egoica suciedad que quería pasar por impoluto.
    Caminemos en la dirección interior siendo conscientes de ser conscientes... los pensamientos que el ego dictamina no nos definen ni aciertan en su variopinto y cambiante pulular. Aposentémonos en el ahora con presencia vigilante, y nada vano y superficial distraerá la atención de la paz y dicha presentes. Roturemos el erial egoico hasta que quede buena tierra, buena disposición receptiva y generosa, y sembremos semillas de perdón y amor... Y, en el día de la cosecha, recogeremos la plenitud tras haber retirado los pedruscos de lo competitivo y divisor.
    ¡Bendiciones, amig@! El tiempo pasa, nuestro ser permanece. No tengamos miedo del mundo y sus desastres, profundizando en la mente con silente concienciación aquél es comprendido, integrado y trascendido... El recuerdo de la Realidad resplandece, tras el velo de la divisora ilusión, como el más espléndido y copioso de los tesoros... Abramos, pues, sin más demora, la mirada interior, y contemplemos lo infinito, santo e inefable inclusive en lo aparentemente temporal, profano y ordinario. Vayamos hacia ello con resuelta disposición... caminando sin necesidad de pies, con las luminosas alas de la consciencia plena; recuperando, de súbito, la libertad de Ser. ¡Felicidades! Alejados de la lejanía que proyectaba lo personal, lo indiviso se aproxima desde adentro... Unámonos en Espíritu y en Verdad, y cantemos y dancemos y celebremos... Escuchemos todos a una la Voz de la Verdad, la Respuesta Esencial, bendiciéndonos y bendiciéndolo todo sin límite... mostrándonos con íntima claridad que no hay separación posible en lo pleno e indistinto, en Divina Unicidad... Y, unidos en lo sin opuesto, tan sólo 'No dos' Es... Eso es Amor, eterno, puro y vero Amor.

KHAAM-EL


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