Gravosas suspicacias y vergüenzas
hundieronme el espíritu en el lodo
más frío y denso que mi ser recuerda.
Definí al mundo, y a mí, por combate;
sabiendo injusto lo que esto revela:
ser juez y parte nunca es sabio, ¡es loco!
Y hallo en mis adentros cuerda respuesta
tras múltiples tropiezos y desastres:
¡sólo lo que es indiviso, libera!
Toda culpa deja el corazón roto
y cualquier pugna autoinflige condena;
mas, siempre, el perdón el Cielo nos abre.
KHAAM-EL
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