Se escenifican dramas por no tomarse uno mismo con amplia visión y humor, por no renunciar a vanos deseos ni desdeñar opresivos temores que alejan de un presente en paz engañando con un imaginario futuro especial a la medida del propio antojo, olvidadizo del bien común e incluso pisoteador de éste. No se vivenciará, pues, la unicidad y plenitud del Espíritu tanto en cuanto se persista en destacar y atomizar las relaciones como terrenales cuerpos en vez de como eternas conciencias, de egos contra almas, de potenciales rivales en lugar de actuales y esenciales hermanos.
KHAAM-EL
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