Más allá de las imágenes y configuraciones externas de lo sensorialmente percibido hay un meollo causal que las propicia. Atender con fijeza consciente y resaltar lo crucial de ese sí mismo infraccionado en Sí Mismo, prescinde de lo huero y fútil en todo momento y circunstancia, posibilitando la correcta y profunda comprensión de lo habido, no confundiéndolo con lo aparentado.
El egoísmo torna todo nebuloso y oscuro; el Amor, sin embargo, desde el trascendente fondo de las formas todo ilumina. Lo transitorio, aunque dure eones, es efímero. Obtener y retener no es ser, ni siquiera fuente de dicha y sosiego; antes bien, es origen de cualesquier pesadumbre y ansiedad, puesto que retener lo impermanente es al fin y a la postre perder. Mientras que compartir de corazón a corazón, de prójimo a prójimo, de peregrino a peregrino en el tiempo, extiende y bendice aquello que favorece la común unión, siendo incluido -obviamente- en la extensión y la bendición también el dador.
Discernir esto con claridad es el sólido cayado de la paz y la plenitud vital en que apoyarse por la ascensional senda de Luz Divina, revestidos de indiscutible certeza según se abre, con milagrosa sencillez, la precisa acción fraterna a realizar en cada etapa del temporario transitar deste doloroso y contradictorio mundo al de la Eterna Plenitud del Espíritu.
KHAAM-EL
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