viernes, 23 de febrero de 2024

LA SANTIDAD DEL AMOR TRASCIENDE TODO MAL

    Cuando la mirada anegada de lágrimas arde consumiéndose hasta las cenizas, contemplando lo construido durante una vida derrumbado en un amasijo de escombros incandescentes, humeantes, desoladores, tan sólo nos queda el silencio íntimo y nuestra humilde entrega a una fuerza mayor a la humana... tan sólo nos queda abrazar el instante y fundirnos en él con el olvido de sí, elevar una sentida plegaria, bendecir al prójimo doliente y ayudarlo de corazón a corazón en la medida de nuestra capacidad y alcance. Ayudando nos ayudamos. Bendiciendo nos bendecimos. Amando nos amamos.
    El dolor de uno es el dolor de todos y la alegría de uno es la alegría de todos. Es por esto que el remedio a todo mal, a cualquier desastre, es Amar... es dar, darse, darnos, compartir, convivir. O lo que es lo mismo, santificar. Porque el verdadero amar, el verdadero dar, darse, darnos, compartir y convivir, es santo... un desaparecer en lo sagrado, íntimo e infinito, hasta que sólo quede un bendito nosotros en el que palpite 'Lo Mismo': pura bienaventuranza de no ser separados; de ser en comunión, más allá de los cuerpos y sus tiempos; de ser Uno en esencia y consciencia, trascendiendo aquí y ahora todo mal, en un Inefable Sumo Bien de espiritual y eterna plenitud... AMOR... INFINITO AMOR... ¡DIOS VIVO!

KHAAM-EL


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