domingo, 21 de abril de 2024

EL ENGAÑO DE LO FARISAICO


    Aceptar derribar muros donde no los hubo, hay, ni habrá, es tarea inútil, absurda y además frustrantemente dolorosa, sino directamente calamitosa, para todos aquellos que incautos caen en las falacias de semejante discurso; no obstante, muy convincente y arteramente manipulador en la cuidada aparatosidad con que sus relatores e incitadores lo teatralizan, derivada de describir ver esos muros amenazadoramente erigidos por otros a los que señalar y acusar, hipócritamente, de la propia insensata e insana ansia de poder y opulencia. Desviando, de tal suerte, la atención de las gentes del verdadero bien general, y así, mediante estos furtivos engaños de imaginarias barreras problemáticas que separan y enfrentan donde sólo palpitaba, de cierto, un íntimo anhelo de hermandad a un propósito común, enriquecerse impúdicos y domeñar.

KHAAM-EL


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