La vida, o es vivida con la autenticidad del fraterno reconocimiento mutuo o es una prolongada agonía de muerte andante, un estallido tras otro de competitivos y combativos enfrentamientos que agotan y desesperan a ambos contendientes, llevándolos a altas cotas de resentimiento y odio, al par de hundirlos en oscuras simas de depresión y llanto, que condenan y jamás remedian.
Únicamente asumiendo la responsabilidad de los propios pensamientos, incitadores primeros de la ejecución de cualquier acto personal, exculpamos al mundo de los sufrimientos por uno vividos, aperturando así el presente a la inapagable luz del perdón y posibilitando la liberadora vivencia del Milagro de milagros que nos retorna a la eterna gloria del Amor, a la plenitud de DIOS VIVO, recordándonos, de súbito e indudablemente, la jubilosa bendición de la comunión de Espíritu.
KHAAM-EL
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