Adelántate al sufrimiento y evítalo no adelántandote a los acontecimientos con planes y elucubraciones de personal seguridad o confort. Permanece presente. No huyas de lo real persiguiendo ilusiones ni creas que suponer es saber. No hagas de tu vida un experiencia yerma e inútil en la que, al no ser feliz por un puñado de egoístas excusas, no puedas Amar de todo corazón y vivenciar la bienaventuranza de lo eterno. Quien no está resentido con su vida, en la dicha de amarla y bendecirla, es útil de veras a su prójimo. Así que, si ya estás cansado de dar tumbos que nada valioso te ofrecen, detén todo detenerte en nimiedades personales carentes de pleno significado, y avanza con convicción hacia lo verdaderamente significativo, hacia lo esencial y universal, hacia la salida que te concede el ahora en toda su amplitud, hacia la evidencia de ser sin prejuicios ni calificativos, hacia la Iluminación de la mente y la apertura del corazón. Todo lo que necesitas para este viaje interior lo tienes al alcance de tu silencio mental, de tu entrega de lo personal, de tu soltarte aquí a lo insospechado, de la claridad que desde lo hondo en ti disipa tinieblas y angustias, de tu confianza inquebrantable en el gozo de ser consciente de la consciencia misma.
Apacigua todo impulso culpabilizador, da igual que sea hacia otros o hacia ti. Sí, no te castigues con lastimeras creencias ni tampoco le reproches al mundo tu dolor. Ve a la raíz del mismo y perdona todos los resentimientos que asomen en tu mente. Sé ecuánime y contémplate en paz. Deja de odiarte y amarás. Nada externo puede perjudicarte si no le confieres ese poder con tu interpretación personal de ti mismo y del otro. Percibir, de una u otra forma, engaña por su limitado enfoque particularista. Abre tu mente y vuela libre a la luz del Amor, porque cada concepto que atesores atándote al tiempo y sus formas será un impedimento a la libre expresión de la plenitud que Eres, una rémora al Amor. La Iluminación atraviesa y desvanece las nubes que que parecían encapotar el alma. Corta sin titubeo, ni dilación alguna, todos los amarres intelectuales o sentimentaloides que pudieran valorarse; liberándote de cualquier lastre acumulado por temor, codicia, inercia o ignorancia. Nada hay separado de la Consciencia Consciente de Ser Consciencia. No condiciones el presente con las limitadoras presunciones del ego y confía, siempre ahora, en la presencia viva y plena de ser indiviso al Amor. Despertar a la Verdad no es sólo abrir los ojos, es darse cuenta de lo real, de lo pleno e inmortal.
Comprende que en el miedo únicamente se encuentra división y muerte; mientras que en el Amor, refulge lo eterno. No temas y ama. Perdona todo el vaivén del mundo incluyéndote a ti en él. Sé, consecuentemente, sin fisuras ahora. No huyas, te escondas ni ataques; sencillamente, Ama. Bendice la comprensión profunda que trae por cada circunstancia. No te quejes y agradece el Amor que nos eleva por encima de todas ellas. Extiende sólo aquello que nos plenifica el corazón, a la vez que dejas que aquello que nos lo rompía se desvanezca sin dejar rastro. Al fin todo lo percibido cobra sentido en su nada... Lejana es la lejanía para el gemido del dolor en su letanía victimista, e inmediata es la comunión para la entrega del Amor. No seas tibio ni temeroso, lo mediocre siempre acata lo que le limita o se enfurece ciegamente ante la oposición de sus propias ilusiones. Ahonda en la consciencia. Ten fe. Únicamente un corazón intrépido, un corazón que no retrocede por miedo a romperse en mil pedazos, un corazón humilde y apasionado, que se abre sin condiciones, que late enamorado de Amar por el Amor Mismo, puede contemplar la luz infinita que le vivifica y plenifica; porque quien de veras confía en el Amor retorna a la consciencia bienaventurada de la vida eterna.
KHAAM-EL
Entra en el santuario de tu Alma, queda en la paz de espíritu y ábrele tu vida al Amor... Confía... Sé feliz aquí y ahora siempre... Despierta de nuevo a lo esencial y la claridad refulgirá en tu corazón mostrándote como lo transitorio no afecta a lo eterno.
Adelántate al sufrimiento y evítalo no adelántandote a los acontecimientos con planes y elucubraciones de personal seguridad o confort. Permanece presente. No huyas de lo real persiguiendo ilusiones ni creas que suponer es saber. No hagas de tu vida un experiencia yerma e inútil en la que, al no ser feliz por un puñado de egoístas excusas, no puedas Amar de todo corazón y vivenciar la bienaventuranza de lo eterno. Quien no está resentido con su vida, en la dicha de amarla y bendecirla, es útil de veras a su prójimo. Así que, si ya estás cansado de dar tumbos que nada valioso te ofrecen, detén todo detenerte en nimiedades personales carentes de pleno significado, y avanza con convicción hacia lo verdaderamente significativo, hacia lo esencial y universal, hacia la salida que te concede el ahora en toda su amplitud, hacia la evidencia de ser sin prejuicios ni calificativos, hacia la Iluminación de la mente y la apertura del corazón. Todo lo que necesitas para este viaje interior lo tienes al alcance de tu silencio mental, de tu entrega de lo personal, de tu soltarte aquí a lo insospechado, de la claridad que desde lo hondo en ti disipa tinieblas y angustias, de tu confianza inquebrantable en el gozo de ser consciente de la consciencia misma.
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