domingo, 1 de septiembre de 2019

EN LA HUMILDAD, FORTALEZA

  En cualquier circunstancia la humildad presiente, más allá de lo representativo, que la motivación impulsora de cualquier acto es en verdad más importante que el acto en sí, siendo siempre más decisivo lo hondo y esencial que lo formal o superficial. Pues, todo aquello que acaba por sucederle al ser humano es, sin duda, producto de sus creencias más profundas y no de la disimulada justificación externa de sus actos. Así que hemos de encontrar la dicha de ser en nuestro interior y no suponerla en la adquisición de lo externo... Halla y comparte el recuerdo de que todos somos esa dicha y ese esencia plena. Extiéndela en tu derredor... dar es tener; exigir carecer... Ahonda y fluye desde lo sustancial, puro e ilimitado. Comparte siempre tu vida con alegría, aún en las situaciones aparentemente más complicadas, sin trueques ni particulares expectativas de apoltronamiento egoísta. Siendo peregrino y fraternal compañero de viaje para todo aquel que encuentres en tus días y noches por el mundo. Comparte certeza y jamás indecisión; perdón, más nunca condena; paz de espíritu y no frágiles treguas. Comparte el pan y el vino para bendecir la vida con Amor, unido totalmente a tu prójimo en el ahora sin demora. 

   Persevera en lo que une y no encumbres ningún sistema de pensamiento que con pedante soberbia aliente aquello que discrimina y desaviene; la humildad, en su sabiduría innata, no se engríe ni derrumba ante las diferencias sino que derriba montañas y cubre hondonadas haciendo llano lo abrupto, bendice y hermana, reconforta y apacigua, es fuente de dicha y plenitud. Por tanto te invito a que avances y descanses amigablemente con tu prójimo durante la compartida jornada. Ábrele tu corazón sin temor a que te lo parta, sin desprecios, menoscabos, ignorancias o interesados ensalzamientos; sin ánimo de lucro ni ansias de protagonismo por el absurdo afán de renombre o personal éxito. Camina en igualdad, sinceramente humilde y agradecido... Que lo esencial en tu relación sea llegar juntos, acompasados y felices, al común destino de definitiva plenitud... al re-Encuentro con Dios y Su Amor. Porque la vida consiste simplemente, sin necesidad de alardes ni pretenciosos esfuerzos, en entregar todo el amor que se tiene (que se es) para que los otros descubran todo el amor que tienen (que son), y entonces suceda el milagro de descubrir que todos somos uno en el Amor, de que la más dolorosa falacia es separar y dividir mediante engreídos juicios personales.  La fuerza no está en el combate de las razones contrapuestas sino en la humilde rendición del propio ansia de combatir. Somos un dar y recibir Amor. Somos esa Bendita frecuencia de pensamiento que nos une al Espíritu que todo lo vivifica... Sin duda eres Amor... soy Amor... somos Amor. Sorpresivamente entonces, en la humildad de lo no comparativo. todo encaja sin roces ni contradicciones, todo es perfecto, todo fluye a su más excelsa y gozosa manifestación, pues somos la esencial unicidad imaginando por un breve tiempo a la carne como un hogar. ¡Aleluya! ¡Bendiciones! Somos herman@s en Dios... nuestro Hogar es Dios y no un mundo efímero... nuestra vida es del espíritu y no del cuerpo... nuestra vida es eterna y no del tiempo.

KHAAM-EL




La humildad nos libera de la furia del ego
reconociéndonos esenciales en el Amor de Dios,
ni un@s más ni otr@s menos.
Confía y Ama... 
Todo lo aparentemente diferente y contradictorio
retorna a la bienaventurada unicidad de lo indiviso...
Y gracias a la aceptación ecuánime, 
el miedo se desvanece con el poder del Amor 
todo conflicto se rinde felizmente en la paz de Espíritu.




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