viernes, 20 de septiembre de 2019

SÓLO EN EL PRESENTE ENCUENTRAS

   Todo aquello que comienza lleva implícito su final. El tiempo terminará, más desde dentro de su influjo es imposible saber cómo y cuándo. Buscar belleza y estabilidad en lo ajable y deteriorable es absurdo y frustrante. Los atardeceres del mundo están impregnados de cierta melancolía, pues son el evidente anticipo del final de un día. Las desembocaduras de los ríos se sobrecogen ante la inmensidad del océano. La llegada a la meta proyecta nuevas carreras. Las estaciones se alternan inexorablemente sin que ninguna obtenga jamás primacía. No te engañes con posibles logros en este mundo y acepta que el tiempo y sus asuntos es un curso lleno de despedidas... la infancia, pasa, la adolescencia pasa, la juventud pasa, la madurez pasa, la vejez pasa... y... ¿vuelta a empezar? ¡Despierta! El reino del ego no ofrece nada realmente esencial y pleno, pues es un insatisfactorio encuentro exterior con el sueño de la consciencia que varía sin cesar de contenidos procurando saciar lo insaciable relacionando avejentadas imágenes pretensoras de imposible permanencia.

   Aferrarse a lo cambiante y caduco es subestimar el gozo de soltar lo que no tiene valor por el sobrevalorado sufrimiento de empecinarse en que sí lo tiene. Da, da y da, desde lo más puro de ti, todo el Amor que nos hace plenos. Sólo desde la explosión interior del conocimiento esencial puede ser reconocida la nada escondida tras el variopinto devenir de las edades y sus veleidosas circunstancias. Si ya no pretendes asir amaneceres no te encontrarás con sus inseparables atardeceres... sin ansias personales no anida el sufrimiento en el corazón y sin añoradas remembranzas no puede haber melancolía que acongoje el ánimo. Ser flujo abraza ríos, lagos, océanos, nubes y témpanos de hielo... regocijándose en la unicidad de Todo Lo Que Es la bondad brota sin esfuerzo, de manera natural y espontánea; sencillamente se convive sin vanidades ni recelos, sabiendo -sin necesidad de grandes erudiciones- que compartiendo la belleza inherente se trasciende lo mudable. Ya es lo que Es, ahora. Vive en paz, no hay necesidad de ávidas aproximaciones externas que finalmente se alejan frustradas y entristecidas. El encuentro con lo real es siempre interior y presente; en él, la ilimitud del Ser libera al soñador de la ilusión de lo separado, cambiante y mortal, depertándolo dulcemente de su angustia y temor. Por eso, amig@, indaga únicamente en el preciso y precioso instante actual y habrás encontrado. No persigas o anheles -obsesionado por un antes- algo para un después, o nunca hallarás lo definitivo. Ahora es poderoso frente a le pretenciosa disolvencia de lo temporal. Aquí se basta para ir a lo esencial... eres siempre en el presente... medita... ahonda... reflexiona... profundiza... encuentra... sé completamente feliz justo en este preciso instante... en la gloria del Amor que en la intemporal infinitud del Ser se vivencia... Pura Divina Unicidad.

KHAAM-EL




Encuentra donde no pudiste perder, 
aquí y ahora, 
en lo más hondo del Alma
y vive en plenitud.





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