viernes, 2 de octubre de 2020

AUTÉNTICA HONESTIDAD: CLARIDAD Y PLENITUD

   No te escondas nada en tu mente o te dividirás aparentemente en un 'yo' de yoes contrapuestos que se esconde -por proyección- de la vida y de sus semejantes con mil y una triquiñuelas de desconfiada interpretación. La honestidad total en el recto pensar permite el desvanecimiento del interesado opinar. Al igual que soltar lastre aligera el paso, desprenderse de los pensamientos egoicos (al reconocer su deshonesto interés) nos alza hasta lo sublime e inefable. Hay, por tanto, que discernir con claridad lo que es claridad o se puede llegar a tomar al ego como nuestra verdadera identidad, que es lo mismo que considerar lo traslucido como brillante o creer que lo amargo puede ser dulce. Mira, pues, tu mirar desde lo que abarca toda percepción, y no desde la percepción limitada que tomabas por tu personal identidad, y verás claramente cómo lo que creías que era ver tan sólo era ceguera soñando ver. No hay mayor tristeza que aquella que se confunde con la transitoria alegría ni prisión más limitadora y duradera que la considerada como nuestro espacio natural. ¡Despierta! Tu dicha no depende del cumplimiento de unos cuantos deseos corporales o intelectuales. Lo particular no conoce el Amor en su limitación perceptiva, porque el Amor no se circunscribe a lo corpóreo y sensorial, ni puede tener finales. El ser es espíritu y no carne. La vida no es del tiempo sino de la eternidad. La consciencia es no local, y nunca esa identificación con lo personal/cerebral llamada el yo (ego). Este mundo no es tu hogar ni quiere tu plenitud; es el reflejo de tu autodegradación imaginada, de tu partición supuesta, de tu división en bandos u opiniones. No te enfrentes a él ni busques poderío, riqueza, placer o fama, más tampoco te humilles y le supliques unas cuantas migajas de apreciación. Sé firme en la convicción de permanecer en paz en el instante presente; hazlo santo con tu voluntad de que sea santo y no un eslabón más en la cadena de tiempo, forma y deseo, de miedo y ansia, que el ego (la ilusión de lo personal proyectado sobre todo) quiere perpetuar indefinidamente. La transformación viene de una total honestidad y eclosiona desde lo íntimo hasta lo ilimitado. El tiempo/forma distorsiona el espacio infinito fabricando espejismos de separativos perfiles, en los que quienes deseen morar en tales espejismos, inmersos en semejante pequeñez perceptiva, tan sólo encontrarán un poco de efímera comodidad y vano reconocimiento, que finalmente, y sin temporal remedio, troca en sufrimiento y olvido. ¡Sé consecuente y totalmente honesto! ¡Despierta! ¡Comprende! ¡Actúa! La comodidad personal es la tapadera del miedo y, en su compulsión acaparadora, fabrica infiernos tomados por hogares que se derrumban con despiadado giro cíclico. Amig@, sal de ellos ahora no pretendiendo, ni por un instante más, la consecución de egoicos anhelos... Y de nuevo, claridad y plenitud, bienaventuranza y paz de espíritu.

KHAAM-EL



Tengamos siempre bien presente
que la honestidad total en el recto pensar 
permite el desvanecimiento del interesado opinar. 
Al igual que soltar lastre aligera el paso, 
desprenderse de los pensamientos egoicos (al reconocer su deshonesto interés) 
nos alza hasta lo sublime e inefable. 
Hay, por tanto, que discernir con claridad lo que es claridad 
o se puede llegar a tomar al ego como nuestra verdadera identidad, 
que es lo mismo que considerar lo traslucido como brillante 
o creer que lo amargo puede ser dulce.



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