Adjunto a este escrito publico el audio de una charla en la que profundizo en cómo todo lo que se percibe sensoriamente no es ajeno a la mente sino que sucede en la mente. Vemos lo que pensamos y sentimos lo que tememos/deseamos. Por eso, tomar la Vida verdadera por la vida de la carne es como confundir la noche con el día o creer que el cielo se reduce a las nubes que en él van y vienen. En consecuencia, para vivenciar de nuevo la plenitud de la vida hay que dejar de tomar a los pensamientos como si fueran la consciencia y desdeñar la creencia de que el cuerpo/mente es nuestra identidad. Entonces, y sólo entonces, la Vida con mayúscula, la verdadera, se evidenciará en todo su esplendor y bienaventuranza, en toda su eterna llenura vacía de egoicos conceptos, en toda su dicha de inefable comunión.
KHAAM-EL
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