sábado, 3 de octubre de 2020

EL AMOR DE DIOS NO SUJETA, SINO LIBERA

    Siempre tienes lo que en esencia eres, ocurra lo que ocurra, estés donde estés, sea cuando sea. Consecuentemente, nunca hallarás lo esencial si lo buscas en el tiempo. Jamás serás feliz ni vivirás en paz, si niegas la eternidad aferrándote a la formas y sus límites como lo fundamental en la vida. Relacionarse para acumular seguridades personales tan sólo conlleva frustración y pesar. Por tanto, creer que el Amor sujeta es confundirlo con el miedo. El prójimo no es para usarlo en los planes de uno cuando se cree conveniente, es para la plenitud, el amor y la libertad de compartir sin titubeos los designios de lo santo. Las relaciones verdaderas no son formales ni aparentan melosa cordialidad tras la que esconder doblez de intención, sino que son fraternales de verdad, sostenidas de igual a igual como Hijos de Dios que somos; no atienden a lo superficial y mecánico, comparten lo sustancial y nucleico deshaciendo inercias y rutinas irreflexivas que únicamente traían dolor al alma; no se entablan para empatizar carencias y fragilidades, al contrario se desarrollan para emancipar, bendecir y reconocer la valía natural del ser infinito que en verdad en nosotros y en nuestro prójimo mora; no imponen cargas ni exigen mortificaciones culpabilizadoras, antes bien las aligeran con la compasión y la amigable disposición a mostrar la realidad del Amor de Dios; no se mantienen para regodearse en la tristeza o la oscuridad, sino para irradiar la luz de la fe en la alegría de la certeza de Dios; no buscan el interés propio sino el de la totalidad, el de todos como una única e indivisa vida. Vive con el alma toda en libertad. Vive en el espíritu y no te atribules con lo impermanente. Vive sin temor y abre todo tu corazón al Amor. Vive, vive, vive... vuela, vuela, vuela...

   Acomodarse a vivir en las mentiras es la peor de las incomodidades, la más funesta de las prisiones. Sólo en la Verdad que nos hace libres conocemos la unicidad de la Creación junto a la santidad que nos bendice siempre en plenitud, jamás por partes o preferencias particulares... lo impersonal es Amor, lo personal miedo. Despréndete del apego al ego y sus predicamentos y te alzarás en espíritu allende las cadenas de la carne. Sí, dirígete sólo hacia Dios y Su Infinitud... elévate por encima de discordias particulares y vuela con el alma toda en libertad. Ganarás de todas, todas. Dios es Amor en Verdad, nunca la tiranía del miedo. ¡Espabila! No huyas de la Vida eterna fabricando pequeñas vidas de relación especial y de moribunda hechura que se asen a lo que no tiene valor. a lo que se derrumba y aja. Toma tu cruz y permite que el Amor de Dios la transforme en luz. Vuela, vuela, vuela... no te arrastres más por el lodazal de los deseos y sus dolorosos placeres. No te pelees con las historias que imaginas de los demás al creerte tu propia historia personal, y Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Porque has de Amar como el Amor Ama, como Dios Mismo Ama, sin medida, sin límite, sin juicios ni reproches, con paciencia infinita, con generosidad ilimitada, con alegría irrefrenable... vive vive, vive de verdad y no dejes de compartir, ni por un sólo instante, Dios y Su Amor... sé ahora feliz junto a tu prójimo y queda para siempre en la paz de Dios, en la libertad plena de ser lo que en esencia no puedes dejar de Ser jamás.

KHAAM-EL



No te sujetes a personales seguridades
que te aprisionan en nombre de la libertad 
y alzahoy, ahora, tu vuelo en libertad...
Y en ese vuelo te sabrás uno con el Amor de DIOS...

   


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