sábado, 31 de octubre de 2020

IN MEMORIAM

    Hace hoy un año que mi único hermano, amigo del alma y maestro de las cosas sencillas y buenas partió más allá de las efímeras formas de este mundo... Compartiros, amig@s, transcurrido este simbólico lapso temporal, mi honda gratitud a Dios y a la vida por lo con él aquí vivido y, ya subido al Cielo, por lo con él presentido. Milagrosa y sencillamente, sin duda alguna, lo sé más vivo que cuando pisaba este suelo o pedaleaba en su bici por la ciudad, por el campo o por donde fuera menester. Lo sé, sí, más pleno que cuando desplegaba sus risas, sus palabras, sus escuchas o su tiempo; más feliz y en paz que cuando compartíamos una celebración familiar, un paseo tranquilo o una fiesta con amigos... En lo más puro del corazón sigo notando su vívida presencia, su amoroso consejo, su iluminadora guía y su estar preparándonos un hueco en el Cielo.

    Por eso, en este aniversario del libre vuelo a la plenitud de DIOS de mi hermano José Manuel, hago suya esta bella reflexión de san Agustín de Hipona sobre cómo la muerte no es el final: 
    "La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente ni toméis un aire solemne y triste. Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí. Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
    La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista? Os espero; no estoy lejos, sólo al otro lado del camino. ¿Veis? Todo está bien. No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
    Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y cuando, un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas. Volveréis a verme, sí, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás."
AMÉN

    Ahora, aquí, hoy y siempre, sólo queda una inmensa paz, una grandísima esperanza y una bendita gratitud por la Luz que es en ti José Manuel. Una Luz que nos indica el rumbo a seguir en esta tierra con humildad, constancia y bondad. Tres atributos, hermano, que tu prodigaste con auténtica generosidad... ¡Brindo por ti!

KHAAM-EL



Aquí te dedico una de tus canciones favoritas, hermano.
Que la disfrutes en el Cielo.



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