El mundo, según sensorialmente lo percibimos, es en última instancia temporal e ilusorio; e intentar en él obtener la plenitud de la realidad espiritual y eterna, labor imposible. Por lo que tan pernicioso es apegarse a él con deseos de deleites y posesiones como no hacer ni decir lo que se debe en él por temor a los repudios o castigos de sus estructuras de poder... Ambas posturas duermen a uno en la infernal pesadilla del ego, donde a los cuerpos (todos) va trocando, a su tiempo, achacosos y decrépitos, hasta la fatal llegada de la muerte.
Por lo antedicho, si los que ostentan los primeros puestos de la humanidad tan sólo avanzan por la senda del conocimiento material y de la satisfacción corporal (el mundo ideal del ego), relegando a un interés secundario el camino del conocimiento espiritual, no alcanzarán jamás la suficiente fortaleza ética y estética para hacer buen uso de sus cada vez más sofisticados avances tecnológicos y de poder, cayendo en un egoísmo despiadado y en una fealdad moral chabacana e hipócrita, que en nombre de la libertad y de lo bueno traerá tiránica censura, camuflada tras elaborados discursos políticamente correctos escritos (como nos anticipó George Orwell en su famosa novela '1984') mediante una "neolengua" engañadora y edulcorada, con la que lo malévolo campará a sus anchas confundiendo a las gentes y manipulándolas al antojo de las élites tecnoeconómicas imperantes.
A lo hasta ahora expuesto hay que añadir que, los que ocupamos puestos más humildes en la toma de decisiones de la humanidad también somos responsables de los nefastos efectos de esas directrices antes referidas; tan ciega, torpe e indolentemente acatadas por un nosotros amorfo y temeroso. Mas, practicando la atención plena y el 'no apego' a lo transitorio, viendo al prójimo y a sus hondos intereses como propios, y profundizando con consciencia en el sentido de ser, descubrimos la Divina Unicidad que nos alienta y vivifica, la esencial comunión de Espíritu, DIOS VIVO en lo más íntimo de los corazones. Y desde ahí, muy alerta, afrontaremos con fraternal coraje y leal veracidad las elaboradas argucias de los poderosos del mundo, que con embelecos nos describen un mundo supuestamente ideal, cuando lo que pretenden es llevarnos a una sumisión ciega que los empodera aún más según nos esclavizan a consumir y hacer lo que ellos quieren que consumamos y hagamos, no por nuestro bien sino por el suyo a costa del nuestro (un opresivo infierno que angustia y perturba la paz de espíritu).
Conocido esto, desenmascarado semejante taimado atropello de las élites gobernantes sobre la dignidad humana que termina causando tanto dolor, desesperanza y pesar a sus semejantes, nuestro sagrado deber, ahora y en todo momento y circunstancia, es enunciar lo de veras importante: el Amor fraterno entre las gentes; denunciar la manipulación y corrupción mediática: una mentira repetida cientos de veces o creída por muchos, sigue y seguirá siendo una mentira; y anunciar cómo la plenitud de vida allende el tiempo y la carne rebosa felizmente en uno, cuando -por Amor firme y sincero al prójimo- no nos amilanamos ante los maliciosos poderíos del mundo, compartiendo sin titubeos la bienaventurada gloria de los amorosísimos poderes eternos... Y la cruz se hace Luz, y lo ilusorio se desmorona, y la realidad inmarcesible se evidencia.
KHAAM-EL
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