lunes, 1 de mayo de 2023

SAGRADA LABOR CRÍSTICA


    
Bajo estas líneas transcribo el tremendo y aclarador Salmo 22, compuesto por el rey David, aproximadamente un milenio antes del nacimiento de Jesús de Nazaret; y que éste último recitó en la cruz, poco antes de expirar traicionado por alguno, abandonado por muchos (incluso de los muy cercanos) y ultrajado y asesinado por los poderes terrenos, tras haber cumplido fielmente su sagrada labor de redención de los humildes de corazón, de los olvidados del mundo, de los dolientes y necesitados, de los hambrientos de auténtico Amor y de los sedientos de la indivisa Verdad... Resucitando al tercer día, para que el mundo entero conozca la gloria de DIOS VIVO y su eterna Ley del Amor, con la que hallamos salvación y vida inacabable en el Espíritu. 

 SALMO 22
"
1 [Del maestro de coro. Sobre 'la cierva de la aurora'. Salmo. De David.]
 
2 ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.
 
3 Clamo de día, Dios mío, y no respondes, también de noche, sin ahorrar palabras.

4 ¡Pero tú eres el Santo, entronizado en medio de la alabanza de Israel!

5 En ti confiaron nuestros padres, confiaron y tú los liberaste;

6 a ti clamaron y se vieron libres, en ti confiaron sin tener que arrepentirse.

7 Yo en cambio soy gusano, no hombre, soy afrenta del vulgo, asco del pueblo;

8 todos cuantos me ven de mí se mofan, tuercen los labios y menean la cabeza:

9 'Se confió a Dios, ¡pues que lo libre, que lo salve si tanto lo quiere!'.

10 Fuiste tú quien del vientre me sacó, a salvo me tuviste en los pechos de mi madre;

11 a ti me confiaron al salir del seno, desde el vientre materno tú eres mi Dios.

12 ¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca, que no hay quien me socorra!

13 Novillos sin cuento me rodean, me acosan los toros de Basán;

14 me amenazan abriendo sus fauces, como león que desgarra y ruge.

15 Como agua me derramo, mis huesos se dislocan, mi corazón, como cera, se funde en mis entrañas.

16 Mi paladar está seco como teja y mi lengua pegada a mi garganta: tú me sumes en el polvo de la muerte.

17 Perros sin cuento me rodean, una banda de malvados me acorrala; mis manos y mis pies vacilan,

18 puedo contar mis huesos. Ellos me miran y remiran,

19 reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica.

20 Pero tú, Dios, no te alejes, corre en mi ayuda, fuerza mía,

21 libra mi vida de la espada, mi persona de las garras de los perros;

22 sálvame de las fauces del león, mi pobre ser de los cuernos del búfalo.

23 Contaré tu fama a mis hermanos, reunido en asamblea te alabaré:

24 'Los que estáis por Dios, alabadlo, estirpe de Jacob, respetadlo, temedlo, estirpe de Israel.

25 Que no desprecia ni le da asco la desgracia del desgraciado; no le oculta su rostro, le escucha cuando lo invoca'.

26 Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea, cumpliré mis votos ante sus fieles.

27 Los pobres comerán, hartos quedarán, los que buscan a Dios lo alabarán: '¡Viva por siempre vuestro corazón!'.

28 Se acordarán, volverán a Dios todos los confines de la tierra; se postrarán en su presencia todas las familias de los pueblos.

29 Porque de Dios es el reino, es quien gobierna a los pueblos.

30 Ante él se postrarán los que duermen en la tierra, ante él se humillarán los que bajan al polvo. Y para aquel que ya no viva

31 su descendencia le servirá: hablará del Señor a la edad."

* * * * * * *
 
    Realmente queda uno sobrecogido y emocionado por la inmensa y sagrada labor realizada por Jesús de Nazaret, trayendo la Luz Crística a una humanidad perdida en las tinieblas y entregar voluntariamente su vida para la salvación del mundo... Cumpliendo lo profetizado con mansedumbre plena de fe viva, con alegría aun en las lágrimas y paz en el corazón en medio de las turbulentas insidias del mundo. Enseñándonos y demostrándonos una nueva manera de estar en esta Tierra sin ser de ella, sino del Cielo, de la Verdad, del Amor y de la Vida Eterna del Espíritu.
    Aceptemos nuestras cruces, inmensamente más pequeñas y llevaderas que la que Él cargó, y realicemos el bendito trabajo que DIOS MISMO -en lo íntimo del corazón- nos demanda para nuestro bien y el del prójimo. Devolvamos bien por mal, "perdonemos hasta setenta veces siete" (y otras setenta veces siete si fuera menester) la ofensas e injusticias del terrenal enjuiciar, oremos por los que nos malquieren y demos lo mejor de nosotros mismos por el bien de todos con generosidad de ánimo y confianza plena, seamos sencillos y amigables peregrinos atravesando un temporario erial de complejas y acomplejadas vilezas, y ante todo mantengámonos firmes en la decisión y la acción de entregar nuestras pequeñas, débiles y turbias voluntades a la inconmensurable, fuerte y clarividente Voluntad Divina. DIOS VIVO no falla, incluso en el mayor de los descalabros y abandonos, pues siempre está presto a regalarnos resurrección y plenitud del alma "por días sin término" en el Reino de los Cielos, si le decimos sí, amén, con sinceridad de propósito; mientras, el mundo finalmente siempre decepciona, acosa y abate, incluso en medio de los mayores éxitos seculares y los más grandiosos poderíos mundanos que con vanidosa villanía se codician, combaten y conquistan, y que con "llanto y chirriar de dientes" desconsoladamente se pierden.
    Y, como "a buen entendedor pocas palabras bastan"podríamos concluir resumiendo esta exposición acerca de la sagrada labor Crística resaltando sencillamente que: el mundo pasa, DIOS VIVO permanece; la carne perece, el Espíritu jamás; el egoísmo en sus triunfos y logros fracasa, el Amor aun derrotado vence.
 
KHAAM-EL

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