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La soberbia desune ciega...
El imprudente al ego escucha, cayendo en centrípeta fuerza
hacia el abismo de la muerte que, cruel, a la vida condena.
Mas se alza la consciencia, ingrávida,
en cuanto al egoísmo niega con la rotundidad preclara
de la ardiente visión interna que a lo abyecto desenmascara.
Recordada, en la externa afrenta,
la veraz humildad humana transfigúrase en fértil útero,
matriz carnal que regenera la fracturada unión sagrada.
Fluye de nuevo la consciencia,
de la ceguedad enlutada transformada en Luz infinita
por la bien aprendida enseñanza de la eterna ley del Amor.
KHAAM-EL
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