Creerse el 'yo' como un 'alguien' especial, el centro de la historia de las historias colindantes, mengua la vivencia de plenitud hasta la reducida y reductora contingencia de lo corporal/temporal, de donde emergen, por la incesante pugna de los contrarios inherentes a la manera de pensar/percibir egoica (placer/dolor, dicha/desdicha, beneficioso/perjudicial, pasado/futuro, cercano/lejano, salud/enfermedad, juventud/vejez, nacimiento/muerte, etc.), todos los padecimientos humanos.
Pensar que el conocimiento se adquiere recopilando y ordenando datos acerca de lo que surge y se desvanece, para así adquirir una destreza que anule lo indeseable manteniendo sine die lo apetecido, es la mayor de las ignorancias, la que nos ata a la rueda de samsara, puesto que intentar estabilizarse en lo inestable es a todas luces insensato e irrealizable. Como ya señaló en su día Buda, desear felicidad en/con lo pasajero es la raíz de las calamidades y del sufrimiento de la humanidad. Ese perseguir lo para uno soñado, deseado y presupuesto como mejor, anteponiendo la minúscula voluntad personal a la Voluntad de las voluntades, a ese despliegue natural de Lo Que Es, del Soy el que Soy, conlleva inherente todos los padecimientos imaginados e inimaginables.
La conciencia de ser 'alguien', de ser un 'yo aparte', un ente independiente del resto de entidades circundantes (ego), es inconsciencia y ensueño, ilusión y vanidad. E igual que surgió en el tiempo y la forma, de ellos desaparecerá. Más, tanto lo que hay en el tiempo y la forma como allende los mismos es la Realidad, el Ámbito Inefable libre de cualquier condicionamiento desiderativo, Lo Que Es, la Consciencia consciente de las conciencias y que, sin excepciones, las abarca a todas sin depender de ninguna (DIOS VIVO, Absoluto, Nirvana, Ser), dotándolas de su Sagrada Naturaleza en lo más hondo e íntimo de sí. Eso es lo que en Esencia y en Verdad tú, yo y todos, somos en indivisible comunión bienaventurada de Vida Eterna (Amor).
Perseverando en la consciencia de ser consciente de la conciencia, se desliga uno del deseo de lo especial y separado. Y, abandonado definitivamente el apego al 'yo aparte', aquí y ahora lo real, lo pleno y eterno, la evidencia de Ser, resplandece en Divina e Inacabable Unicidad incluso en lo aparente, temporal y corpóreo.
KHAAM-EL
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