VIVIFICANTE FUEGO DEL ESPÍRITU

    No vacilemos ni desfallezcamos cuando las situaciones se vuelvan aciagas o aun hostiles, teniendo siempre presente que para vivir la alborada hay que atravesar la noche, y que incluso tras el más tremendo de los huracanes finalmente llega la calma.

    La limpia mirada, no enturbiada por el mezquino egoísmo, impele a la consciencia allende los convulsos dominios de la impermanente apariencia... Traspasando horizontes, enfrentando temores, desoyendo apegos, olvidando lo personal al recordar lo universal, atendiendo al presente con evidencia y presencia de Lo Que En Verdad ES. Y así, prendidos del vivificante fuego del Espíritu, los rescoldos de lo temporario se apagan hasta no quedar siquiera humo según se avanza, guiados por la Luz Interior del Infinito Amor de DIOS, a través de la noche cerrada y de las más inhóspitas tempestades de un mundo que aprisionaba, hería y mataba, y que ahora se sabe -por el Amor- óptima oportunidad de retorno a la Plenitud y la Vida Eterna.

KHAAM-EL