Ver, oír, abrazar y bendecir lo genuinamente amoroso, por encima de lo fingido, sagaz y particularmente ventajoso, conecta las almas en relación santa; repudiando la ególatra inmodestia combativa -engañadora avidez de cubrir terrenas insuficiencias, aun a costa de los demás-, y alentando la generosa humildad fraterna que nos libera de los grilletes de la carne, según nos colma de sagrada Paz, valeroso Amor y Divina gracia el corazón.
KHAAM-EL
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