Un desvarío por más que se justifique seguirá siendo un desvarío, y aturdirá el entendimiento todo el tiempo que se acepte; un rumor según se propaga más se desvirtúa, y la confusión irá día a día en aumento según, inconscientemente, se valide; una mentira cuanto más se cuenta más falsa se torna, y distorsionará poco a poco los hechos por completo; un fingimiento por bien que se actúe no dejará de ser hipocresía, convirtiendo las relaciones jornada a jornada en dañinas e insustanciales. La Verdad, sin embargo, dicha una vez basta y sobra para encauzar a quien la atiende y sigue a la paz mental, el gozo del corazón y la bendición del alma en un vívido presente que, incluso entre temporarios y mundanos desvaríos, rumores, mentiras e hipocresías, atisba la eterna plenitud de ser indivisos del Espíritu de DIOS VIVO.
KHAAM-EL

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