Ciertamente, que lo humano aspire a lo Divino por encima de todo y no a la mera consecución de sus particulares ansias terrenas, es la acertada y beneficiosa actitud que calma toda ansia y libra de las garras del mal, al hermanarnos con el prójimo y con la vida; dejando atrás el aciago y egoico embrujo de la carne, según se avanza rectamente en la plenitud del Espíritu.
KHAAM-EL
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