OBEDECER A CRISTO ES VIVIR AMANDO

    Cristo Jesús encarna el Santo Espíritu de DIOS VIVO. Es Vida en abundancia para todas las vidas mortales y escasas. Pan del Cielo que sacia al hambriento de eternidad. Agua Viva que desde lo hondo del alma calma toda sed de plenitud.

    En Él, por tanto, todos hayamos salvación y vida eterna. Porque Él, antaño, hogaño y por siempre, es la manifestación clara y firme del Amor Celestial en el mundo, el bienaventurado sendero estrecho al Reino de DIOS entre la multitud de llamativas autopistas conducentes a las oscuras prisiones del maligno, la Verdad en medio de las mentiras, la Luz que disipa las tinieblas, la Palabra Santa que cura y restaura, el único y seguro Maestro del que hay que aprender y al que hay que obedecer: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros.“ (Juan 13, 34-35).

    Cualquier abajamiento de lo proclamado y demostrado por Cristo Jesús, exaltando a otro -o a nosotros mismos- sobre el común, no es de Cristo sino contra Cristo, no es de la Verdad, ni de la Luz, ni del Amor, ni del Eterno ("Porque han aparecido en el mundo muchos seductores, que no confiesan a Jesucristo venido en carne. Ése es el seductor y el Anticristo.” 2ª Juan 1, 7).

KHAAM-EL