miércoles, 15 de octubre de 2025

SI DE CORAZÓN QUEREMOS SERVIR AL PRÓJIMO, TODOS SOMOS MINISTROS DE DIOS VIVO

    Se puede servir a DIOS VIVO con genuina fuerza espiritual, claridad, pureza, nobleza, paz y fraterna generosidad de espíritu, viviendo y compartiendo los unos con los unos la amorosa esencia del evangelio de Cristo Jesús, sin tanta norma de farragosas jurisprudencias eclesiales, sin exaltar e imponer la regla del celibato como imprescindible para el ministerio sacerdotal, sin llenarse la boca con tanta palabrería de pobreza y humildad, que en la práctica no se cumple por el nivel de vida de sus dirigentes (muy por encima de la media), sin el gravoso sostenimiento de sedes lujosas y suntuosas sobre las que erigir una autoridad rayana en la majestad, y sin el encubierto descaro de arrogarse, como elitista estamento piramidal, el supuesto poder de impartir la doctrina y obediencia religiosa, que, tras purpúrea vestidura, pomposo ritualismo y la indecorosa calificación vanidosa del cabeza de la organización como santo padre, acompañada de la aberrante prebenda de su supuesta infalibilidad (declarada dogma de fe en 1870 tras el 'Concilio Vaticano I', y que todavía sigue vigente).
    Tristemente, visto lo visto, y atendiendo al ejemplo de Jesús mismo, a quien dicen representar en la Tierra, aquellos que deberían principalmente ser sencillos servidores de todos en igualdad de condiciones se mudan en 'príncipes de la iglesia' con prerrogativas especiales negando y ultrajando al que dicen afirmar y honrar. Pues, con argucias interpretativas hacen exactamente lo contrario del santo mandato que Jesús Nazareno nos dio, citado en Mateo 23, 9-12: "No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial. Tampoco os dejéis llamar docto o maestro, porque vuestro maestro es uno sólo: Cristo. Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado"Y contra lo estipulado, ciegos y sordos a la Palabra Viva, se encumbran a sí mismos arrogándose ser los depositarios y herederos de Cristo Jesús en la tierra para pastorear sobre las gentes, a quienes, desde comodonas poltronas, extravían junto con ellos mediante palabrería y disposiciones mundanas que las sujeten a sus temporarios mandatos propios, falazmente proclamados como eternos.
    Mantengámonos en el silencio del corazón. Escuchemos a DIOS VIVO en ese sagrado silencio. La conexión con el Padre es directa y clara para todos. No temamos los juicios de los hombres ni nos amilanemos ante sus transitorias estructuras de poder, pasarán; más, la Palabra del Eterno permanece. Perseveremos, pues, en las relaciones sanas, honestas, con sobriedad y prudente corrección, amigables, hospitalarios, sencillos y generosos; enseñando desapegados del yo carnal, sin hipócritas censuras, culpabilizaciones ni mundanas presiones, a todo aquel que busque y pida la Palabra Verdadera del Eterno que sinceros queremos conocer, vivir y extender... Y, entonces, hermano/ en Cristo, a ti te digo: gracias te sean dadas por extender el santo y salvador mensaje de DIOS VIVO en la tierra. ¡Bendiciones infinitas colmarán todos tus días en el mundo y después de él!

KHAAM-EL


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