La plenitud de la espiritualidad está en múltiples ámbitos supuestamente espirituales adulterada con dignidades, escalafones, imágenes, reliquias, prosternaciones, absurdas reglas, injustos tributos, huecos rituales, interesadas interpretaciones, lucrativas obligaciones e impertinentes injerencias en la vida de sus prójimos que nada tienen que ver con DIOS VIVO y Su eterna y sagrada Ley del Amor, en la que todos somos uno en Espíritu y Verdad.
Más, como nos dijo Cristo Jesús, quienes valientemente, desoyendo las palabras nacidas del mundo, atienden silenciosos, solícitos y humildes a la Santa Palabra del Eterno en sus corazones: "vosotros conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres". Libres sí, completamente libres de la complicada erudición, malsana culpabilización, hipócrita autoridad y prepotente condena que tales adulteraciones y falsías, con postiza humildad de vistosa pompa, pretenden imponer contra la directa comunicación de las gentes con DIOS VIVO autoproclamados intermediarios privilegiados de la Divinidad respecto a los demás.
¡Aleluya! ¡Bendiciones! De cierto, hermano/a en Cristo, somos directamente de DIOS, liberados por Su Gracia de la presunta necesidad de unos supuestos intermediarios suyos... ¡Paz, Amor y Plenitud reinan por siempre en nuestras almas inmortales!
KHAAM-EL
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