El Amor es liberación porque redime al alma de la furia egoísta de no asumir riesgos en la relación desinteresada. No alientes el desaliento justificando los motivos para el lamento, el recelo o la ira, tanto para ti como para los demás. Mantente firme en la ecuanimidad e inclúyete en la dicha de tu prójimo y no lo uses para conquistar la tuya. La verdadera alegría es la claridad de ser indistintos en/para el Amor. Y, esto último es crucial, no necesita alcanzarse éste mediante ninguna clase de argucia o estrategia, sino que es encontrado en la sencillez de lo compartido de todo corazón.
En medio de la noche oscura del alma brilla el Amor tanto como las estrellas; no te dejes envolver por los densos nubarrones de la desconfianza o la pena, que el miedo quiere que escojas como compañeras. Antepón a las razones de la sinrazón, a todas esas excusas que quieren justificar los resentimientos, la razonable y reconfortante razón del Amor. Confía. Ve de la mano de la fe y la esperanza; ellas te muestran el camino disipando todos las nubes, corrigiendo todas las desconfianzas, colmándote de alegría... llevándote íntegro al alba de la vida eterna, al encuentro interior con la infinitud del Ser, a la liberación de cualquier sufrimiento que pudiera atormentarte, gracias a la relación santa que estableciste con tu prójimo.
Liberación es Amor. Sí, es libre aquel que no reprocha a los demás los efectos de sus propios pensamientos, aquel que asume el 100% de responsabilidad frente a todo lo que acontece en su cotidiano devenir. Cuando se ve al otro como un igual, y se anhela para él la misma plenitud que se quiere para uno mismo, la Divina Unicidad se revela sin egoicas interferencias en el centro mismo de lo viviente, en la Transparencia Infinita que, como millares de galaxias en comunión, refulge en el natural despliegue de la bendición universal... descansando al fin, como antes de imaginar un después, en la Luz que no conoce forma, ni tiempo ni separación, en la Luz incomparable que no proyecta sombras; libre ya de toda condición o límite, justo aquí y ahora, en el perfecto Amor de Lo Indiviso.
Liberación es Amor. Sí, es libre aquel que no reprocha a los demás los efectos de sus propios pensamientos, aquel que asume el 100% de responsabilidad frente a todo lo que acontece en su cotidiano devenir. Cuando se ve al otro como un igual, y se anhela para él la misma plenitud que se quiere para uno mismo, la Divina Unicidad se revela sin egoicas interferencias en el centro mismo de lo viviente, en la Transparencia Infinita que, como millares de galaxias en comunión, refulge en el natural despliegue de la bendición universal... descansando al fin, como antes de imaginar un después, en la Luz que no conoce forma, ni tiempo ni separación, en la Luz incomparable que no proyecta sombras; libre ya de toda condición o límite, justo aquí y ahora, en el perfecto Amor de Lo Indiviso.
KHAAM-EL
No te compliques con pensamientos de duda o resentimiento y confía ahora en el Amor...
todo será una bendición que deshace maldiciones.
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