A continuación, tras este breve escrito, adjunto el audio de una charla en la que profundizo en lo genuino y benéfico de la espiritualidad y poder así desechar con rotundidad toda la ficción, aparatosidad y engaño de la seudoespiritualidad.
Hay una tendencia a delegar la responsabilidad de decisión y acción en otros, en lugar de asumir por completo el inexcusable cometido de la autoindagación y la religación con lo real, puro y definitivo. Y cuando, por la distracción de lo temporal/perceptivo, se sigue la tentación de esta tendencia proyectativa, se acaba sin remedio poniendo el poder afuera en vez de en la fortaleza del Espíritu. Y, más aún, una vez delegado el poder a lo externo, compulsivamente se aferra uno a lo complejo, comparativo y divisor, en lugar de reposar en la paz mental que se vivencia en la comunión con la Divina Unicidad -siempre presente en el presente y que es indivisa a lo que en esencia somos-, posibilitando que la ficción usurpe el lugar de lo genuino; dando gato por liebre, encontrando desdicha tras las promesas de alegría, soledad y desesperanza agazapadas detrás de los golosos señuelos del reconocimiento y el éxito, dejando una amarga sensación de inconclusión perpetua tras unos breves relumbres artifciosos.
No pongas jamás el poder afuera, y, ¡ojo! ¡atención! el ego, tanto el llamado propio ego como el de los demás, también es afuera de lo sustancial y pleno de Ser. No hagas por tanto el idiota creyendo que eres hábil y no pienses lo que piensan otros por el mero hecho de que son legión... no seas un títere de las opiniones y creencias... no supongas y ahonda en lo más hondo de ti, hasta que no haya divisiones ni juicios que imaginen historias personales que se encuentran en recurrente conflicto... lo genuino, sencillamente porque es genuino es pleno, eterno, bienaventurado y puro; no te conformes con algo diferente o, aunque superficialmente se refiera a lo religioso y espiritual, será en su meollo ficción y no realidad. Persevera en la conciencia consciente de ser consciencia. Deja atrás tus ilusiones; desenmascarándolas sin temor, desvaneciéndolas totalmente, y hallarás la luz del Amor en el núcleo mismo de tu ser, que no es otro que vida eterna en la Divina Unicidad.
KHAAM-EL
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