miércoles, 14 de agosto de 2019

EL CIELO DESHACE DE INMEDIATO CUALQUIER INFIERNO

   "Cierto día un samurai grande y fornido fue a visitar a un humilde y pequeño monje.
   -Monje (le dijo con una gravedad de voz de aquel que está acostumbrado a mandar y a que le obedezcan con prontitud). enséñame acerca del infierno y del Cielo.
   Contempló con detenimiento el monje a este poderoso guerrero y respondió con crudeza:
   -¿Enséñame acerca del infierno y del Cielo me solicitas? No te podría enseñar absolutamente nada. Eres rudo, sucio, hueles mal, tu espada tiene muescas y óxido. Eres un desastre, una auténtica vergüenza para el resto de los samurais. Aléjate de mi vista, no puedo estar más cerca de ti.
   El samurai se puso furioso, encendido el rostro y crispados todos los músculos de su cuerpo, lleno de vergüenza y rabia, desenvainó la espada para matar al monje que le ofendía de tal modo.
  -Eso es el infierno -dijo, entonces, con voz clara y resuelta el monje-.
  El samurai se quedó de súbito desconcertado y abrumado por la compasión y entrega de este pequeño monje que había arriesgado su vida para trasmitirle de una forma viva e indeleble la enseñanza que le solicitaba, y mostrarle el infierno. Lentamente, con consciencia y gratitud, fue envainando la espada, con una inesperada sensación de liviandad, dicha y sosiego, en su ánimo.
   -Y esto es el Cielo -dijo con dulzura el monje."
Relato Zen.
* * * * *

   Las circunstancias variables nada tienen que ver con la estable presencia de la Consciencia Una. Los pensamientos egoicos son como el humo que -por denso que sea- a su tiempo acaba por disiparse. Observa lo que en ti observa.  Mantente ecuánime frente a los vaivenes de la vida y mira más allá de los juicios que pretendían protegerte de lo externo, cuando en realidad te dañaban el ánimo desde dentro. Por eso, siempre que los sinsabores e imprevistos surjan y parezcan desafiarte inclementes, contempla sin tapujos el infierno que tú mismo estás fabricándote (por la identificación con una imagen especial de ti mismo) y descubre como en lo profundo son una oportunidad inmejorable para encontrar de inmediato el Cielo que tanto anhela tu corazón. Medita. Ahonda. No te engañes con suposiciones que jamás traerán certeza y profundiza en lo esencial. Si no te dejas arrastrar por la irreflexión del infernal orgullo, está en tu mano transformarlo en el Cielo, ahora, aquí... sin duda. 

  Mantén un compromiso irrevocable con la Verdad, con La Divina Unicidad, y lo tendrás con tu prójimo para facilitarle le experiencia viva de su libertad de decisión. Sin vasallajes que pagar por un poco de seguridad ni la necesidad de arroparse tras arrogancias que oculten fragilidad, encuentra uno el Cielo en su interior. Y en la entraña de la mente misma, en lo profundo y abisal, en la oscuridad más tremenda y pavorosa, si con consciencia la vives; tras lo egoico, de súbito, la luz brillante y pura del Ser brillará de nuevo en tu alma. Imperdible es ahora tu transitar. Tu destino te encuentra donde debes estar: presente y dispuesto a cumplir con tu deber para el bien de todos en ese despertar de la Consciencia a lo universal, pleno y celestial. La luz nunca ha estado ni estará separada de ti ni de nadie, es tu Ser, es el Ser de todos. No temas por tanto mirar la oscuridad para disiparla por completo. ¡Bendiciones! Todo es Amor. Dale pues a la petición de amor el Amor que le corresponde recibir para que lo de cuanto antes. En dar la vida por el bien del prójimo encuentras lo eterno. Enamórate de la Verdad, de Lo Indiviso, y amarás por igual sin distinciones ni medidas. No más apego a lo personal... y la paz de espíritu (la paz de Dios, la paz de Ser) te salvará de tu infierno particular. No lo dudes por más tiempo y entrégate por entero, la libertad asomará desde lo más íntimo de tu corazón enamorado iluminando el presente con lo eterno, santo y bienaventurado. 

   Atraviesa el sueño de la muerte viviendo en paz. Sin el miedo que la limitada perspectiva personal genera sólo hay Amor (lo universal). Tu alma es el Cielo... No te arredres con minucias que sólo son aparatosas en su superficie. Desciende a los infiernos (el ego y sus sueños) y perdónalos de una vez. El Cielo deshace de inmediato cualquier tipo de infierno en la Luz de Su Plenitud. Es inevitable que te vaya bien. Tan sólo confía y adéntrate con resolución inquebrantable en la Respuesta que deshace toda pregunta. Sé tú mismo esa Respuesta y compártete. Sé alimento del Alma y manantial de vida eterna para tu prójimo... Y nunca más el voraz hambre de la angustia te acuciará ni la sequedad de la la muerte te atormentará. 

KHAAM-EL
   


Únete al coro todoabarcador de la Divina Unicidad.
Cántale al Amor universal
que es tu esencia y la de todos...
Con Alegría... de todo corazón.
Al infierno le llega su fin.
¡Aleluya!



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