miércoles, 7 de agosto de 2019

PROFUNDA PAZ DE ESPÍRITU

   No te enfurezcas con la furia o ésta se avalanzará con mayor ímpetu sobre ti. Detén por un momento, con plena consciencia, toda la avalancha de pensamientos que en tu mente se agitan y te agitan, y verás como el tiempo se detiene en un instante intemporal de profunda paz y quietud. todo es visto ahora con mayor claridad. Abalanzarse sobre lo deseado como si en ello le fuera la vida a uno es perder el gozo sereno que la consciencia presente otorga, agitando el ánimo por un capricho nacido del ansia voraz de obtener más y más sin saber muy bien porqué. La fiera anímica de identificarse con el ego y sus avideces se calma por completo en lo más hondo del corazón, en lo más puro del Alma, siempre y cuando uno no se pelee contra la pelea o huya de ella despavorido hasta que -más pronto o más tarde- el agotamiento lo extenúe y ella le dé alcance y devore. Así que, cuanto antes se comprenda que todo personal deseo proviene de una supuesta carencia, de un miedo sordo y persistente que tras la proyección sobre lo deseado procura ocultar su existencia, antes la fiera egoica será perdonada y pacificada. Porque, si se está vigilante con conciencia en la consciencia misma se observa con claridad que, finalmente, todo deseo acaba provocando, como ya señaló Buda, desasosiego, irritación, temor y sufrimiento; y que estas emociones no son más que manifestaciones temporales (y no olvidemos que toda emoción es un pensamiento en acción) surgidas de las nieblas del inconsciente por haberle dado significado a aquello que no lo tiene. No seas, por tanto, impulsivo y no te lances irreflexivamente en pos de lo pasajero y nimio, o la frustración lacerará tu alma llevándola al dolor y la sensación de pérdida que en lo más hondo te devorarán.

   No atacar ni huir, no esconderse y asumir plena consciencia de lo falaz del ego y sus mal disimuladas furias, permite un movimiento vital que conduce a lo eterno y santo, a lo amoroso y lleno de paz. Porque deslizarse por la vida (que no ir a empellones o jugando al escondite) con confianza, desapego y humildad conlleva recobrar la consciencia pura del Espíritu y, consecuentemente, a recobrar el gozo sereno de ser en verdad ahora, aquí, y disipar toda la distorsión generada por un querer alcanzar ser algo supuestamente mejor en un futuro difuso, que no hace sino condenar al pasado a ser algo doloroso, iracundo y escaso, que termina por repetirse una y otra vez en nuestras vidas -tal como las sombras son inseparables de las figuras que las proyectan-. Así que cuanto antes comprendamos que cuando uno no persigue ilusiones se encuentra con lo real al instante mejor para uno y para todos, porque una mente en paz es un continuo manantial de pensamientos puros que todo lo abrazan y trascienden, sirviendo eficazmente a la consciencia como herramienta para expresar la plenitud e infinitud del Ser. Siendo, sin duda, uno ahora mesurado y ecuánime, esquivando imperturbable todos los embates de lo irracional al recuperar la vivencia directa de lo esencial y eterno... Aquí, ahora, ineludible claridad... un estar en la profunda paz de Espíritu que invita al mundo entero a esa misma paz.

KHAAM-EL



No te agites por transitorios asuntos
y deslízate en paz ahora... aquí...
disfrutando de la armónica belleza de la música...
No te abalances sobre los señuelos del ego
que tientan a tomar las cosas de forma personal 
y encontrarás en tu interior la plenitud que anhelas.
¡Despierta!
La Luz de la Consciencia resplandece eterna 
en un presente ausente de furiosos deseos u oscuros temores.






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