La Bienaventuranza no es la recompensa de la virtud, sino la virtud misma." Baruch Spinoza
No es distinto, en su agitación, el miedo del deseo
(cuando se anhela hay temor a no obtener lo ansiadoy hay temor cuando se cree perder lo deseado).
Llora el alma, pues, en su férrea identificación corpórea
por la caducidad de sus logros que devienen al fin en fracasos.
Nada la satisface plenamente
y cualquier bien es escaso en ese mundo
donde el tiempo inexorable marchita a su paso
todo aquello que encuentra ante sí
sin exclusión o compasión alguna.
Seca tus lágrimas no vertiéndolas por las cosas del mundo
y orienta tu honda e ingrávida atención
hacia el benigno soplo del Espíritu.
No eres eso que se aja, duele y fatiga...
Eres esencia eterna de bienaventurada plenitud.
Permanece presente con consciencia inmediata,
estate feliz y comparte de corazón lo santo,
confiado, en paz y rebosante de Amor...
Tu Alma quedará completamente satisfecha ahora
tras su inevitable encuentro interior con la infinitud del Ser.
KHAAM-EL
Da lo eterno e impecable en este mundo pasajero
y encontrarás a Dios
y su eterna Bienaventuranza
en lo más hondo de tu corazón plenamente entregado.
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