martes, 8 de octubre de 2019

CONFÍA... EN LO INESPERADO, DIOS


Lo transitorio aboca a la desesperación de lo moribundo
pues de nada sirve el acopio de lo quebradizo
al afán de llenura.
Resuelve...
No contestará jamás el discurso del mundo
al anhelo profundo del alma
que sólo inquiere en lo esencial. 

Las derivas corpóreas derivan en derivadas de enrevesado destino,
entrechocando al azar de caprichosas temeridades
que agrandan el dédalo del sufrimiento en cada muro
levantado para proteger los vanos afanes egoicos 
con la argamasa del receloso temor y del ávido deseo
que sólo sirve para construir decorativas ruinas
que no pueden ocultar por completo su frío esqueleto
de inevitable derrumbe.

Esperar que lo humanamente esperable colme, desespera.
Buscar vida en lo que perece
es un vano intento por obtener dicha en el llanto
o encontrar consuelo en lo trágico.

El tiempo sueña engullir a la eternidad
con su altanero transcurrir perceptivo;
cuando es él quien al instante
es engullido por lo esencial.
Y nunca olvides que soñar o imaginar
jamás puede ser cierto en su volátil representación 
de imágenes que renquean
pretendiendo volar a dichas irrealizables
para la pétrea losa de lo constreñido en la forma
y que, tras el féretro de la carne, ensaya inverosímiles existencias
a las que finiquitar con un bello epitafio.

¡Despierta!
No separes la vida del Amor
inventando identidades de temporaria relación para contigo y lo otro
desde un contigo imaginario.
Desprenderse de ese agarre a lo efímero es la Verdad que nos hace libres
por la dación fraterna y bendita de lo nucleico e imperecedero.
Vive allende los ensueños y no enmudezcas
por el pavor que el futuro le insinúa a tu personal historia...
Sé el canto del espíritu, y no estruendo egoico
en el presente santo liberador de pasados,
no durmiendo más el insensato sopor de lo aparente.













¡Despierta, sí! 
Retorna a lo íntegro, a lo sutil, cierto y bienaventurado, aquí, ahora...
eternamente.
No escindas tu llenura en partes de especial figura
u odiarás el resultado.
Comparte sin medida la alegría de ser en lo indiviso
y tus lágrimas acabarán de inmediato
a la luz del Amor.

Comprende cómo se divide y fragmenta el corazón
entre aspectos contrapuestos que sólo traen angustia e infierno
cuando se sostiene el ansia febril de particular conquista.
Únicamente rindiendo la propia lucha
se obtiene auténtica y definitiva victoria
porque cuando nada se quiere ganar es imposible perder.

Todo es sin esfuerzo especial...
La gracia se alcanza si no la rehuyes con el obsesivo logro  
y la abundancia de lo esencial
se conserva compartiéndola con generosa entrega.
El Cielo es completitud; el averno, incertidumbre y discordia,
desesperanza, culpa e inconsistencia.

Confía. 
Sólo lo infinito colma el profundo anhelo del alma
sin necesidad alguna de logros mundanos.
Amándote ama
y no te ningunees ninguneando a la vida
creyéndola limitada por el tiempo y el espacio.

Abre tu mente a lo inimaginable. Ten fe.
Vive sin miedo.
Atraviesa todos los ataúdes que parecen sobrevenirte
en la impermanencia que te rodea
con consciencia consciente.
De súbito... ¡Luz! Liviandad insospechadamente jubilosa.
¡Transparencia infinita! 
al fin cantas con toda tu entraña...
¡Cantas de puro gozo!
¡Cantas de pleno Amor!

Abre tu corazón a los maravillosos regalos de Dios...
En lo inesperado... Dios.
En la dicha... Dios.
En el Amor... Dios.
En lo desprendido... Dios.
En la gratitud... Dios.
En el ahora... Dios...
... aquí, siempre aquí... Infinitud... Dios.
Profundo anhelo del alma colmado con creces
en la Divina Unicidad de la Vida.

KHAAM-EL



Sumérgete ahora, aquí, 
en la maravillosa melodía de la bendición universal 
que en el mundo se extiende
para llevarnos inesperadamente más allá de él,
hasta lo sublime y eterno,
hasta lo bendito y sagrado...
colmándonos de dicha en el infinito Amor de Dios.





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