viernes, 4 de octubre de 2019

LO CÍCLICO ES ABARCADO POR LO INTEMPORAL +

   Hay que discernir con claridad lo que es claridad o se puede llegar a tomar al ego como nuestra verdadera identidad, que es lo mismo que considerar lo traslucido como brillante o creer que lo amargo puede ser dulce. Mira, pues, tu mirar desde lo que abarca toda percepción, y no desde la percepción limitada que tomabas por tu personal identidad, y verás claramente cómo lo que creías que era ver tan sólo era ceguera soñando ver. No hay mayor tristeza que aquella que se confunde con la felicidad ni prisión más limitadora y duradera que la considerada como nuestro espacio natural. ¡Despierta! Tu dicha no depende del cumplimiento de unos cuantos deseos corporales o intelectuales. Lo particular no conoce el Amor en su limitación perceptiva, porque el Amor no se circunscribe a lo corpóreo y sensorial, ni puede tener finales. El ser es espíritu y no carne. La vida no es del tiempo sino de la eternidad. La consciencia es no local, y nunca esa identificación con lo personal/cerebral llamada el yo (ego). Este mundo no es tu hogar ni quiere tu plenitud; es el reflejo de tu autodegradación imaginada, de tu partición supuesta, de tu división en bandos u opiniones. No te enfrentes a él ni busques poderío, riqueza, placer o fama, más tampoco te humilles y le supliques unas cuantas migajas de apreciación. Sé firme en la convicción de permanecer en paz en el instante presente; hazlo santo con tu voluntad de que sea santo y no un eslabón más en la cadena de tiempo, forma y deseo, de miedo y ansia, que el ego (la ilusión de lo personal proyectado sobre todo) quiere perpetuar indefinidamente. La transformación viene de una total honestidad y eclosiona desde lo íntimo hasta lo infinito. El tiempo/espacio es una idea que no ve su fin; y los que en él desean morar, inmersos en semejante pequeñez, tan sólo buscan un poco de comodidad y reconocimiento, que se troca sin remedio en sufrimiento y olvido. La comodidad es la tapadera del miedo y, en su compulsión, fabrica infiernos tomados por hogares que se alternan con despiadado giro cíclico.

   No te quedes aferrado a las creencias egoicas o tu espacio supuestamente natural será, en verdad, de lo más antinatural. Sal de la madriguera o no verás la luz. Sal de los juicios y memorias personales o no experimentarás el culmen de la transformación de tu mente. No te quedes a medias. Ahonda en lo esencial y puro. No hagas el idiota pensando que en lo personal hallarás lo universal. Una oruga no piensa para nada en volar, la crisálida lo atisba y, tras romper todas las defensas e inercias de acomodo terrestre, se transforma por entero y vuela. Hay que estar muy atentos, no pretendiendo creer saber cuando no se vive realmente ese saber. Volar no tiene nada que ver con pensar en volar. ¡Ojo! Las crisálidas (ego espiritual) que se ríen de las orugas (ego) desde sus capullos de seda, sin haber alzado aún el vuelo como mariposas, por pensar que ya se ha transformado del todo en su aislado castillo diferenciador, son unas insensatas y atolondradas, porque en su afán comparativo confunden (con engañosa alegría que finalmente trocará en llanto) un aspecto con la totalidad. Más, en el huevo ya se encuentra latente la larva, la crisálida y la mariposa, al igual que la semilla de un limonero tiene dentro de sí el árbol que ha de surgir y que a su vez desprenderá nuevas semillas desde sus frutos (la completitud no se ve afectada por el tiempo salvo en el discurrir de lo aparente, nunca de lo esencial). No te acomodes, por tanto, en lo que toma aspectos cambiantes como dignos de mantenimiento o morirás aparentemente, una y otra vez, para reaparecer como un espectro en todos los cíclicos ensueños de variable significación (¿muerte de quién o de qué exactamente? ¿reencarnación de quién o de qué, entonces?), cuando realmente lo cíclico es abarcado por lo intemporal y lo fragmentado es indiviso en su sagrado núcleo siempre viviente en comunión. Sencillamente, no adelantándonos a los conceptos con más conceptos, hallamos de inmediato lo esencial.

   Permanece consciente de lo que quiere inconsciencia y ésta ya no se confundirá nunca más con la consciencia. Así que cuando el desaliento te asedie y las insidias minen tu ánimo, refúgiate en el Amor de Dios y no en el mundo y sus interesados trueques. E, incluso, cuando ese mundo que ya no te engaña parezca volverse en tu contra, sigue desidentificándote de lo personal; no eres, nadie es, en última instancia, esa oruguez que se arrastra temerosa, ni tampoco esa crisálida que se ve tentada a pavonearse tras los muros de la arrogancia y vanidad. Confía, este es el momento de la verdad, el instante de la confianza total. Mantente en la paz de espíritu, con tu alma llena de alegría y fe, de perdón y gratitud, por ser un pensamiento de Dios, un vuelo libre que nada tiene que ver con orugas, crisálidas ni mariposas, sino con vida en plenitud, con esencia intemporal allende todo ciclo o apariencia temporal... Ve más allá de cualquier acá. Dáselo todo (a Dios), no te guardes nada... Su misericordia transmutará todo dolor, pesadez y miseria, toda angustia y desesperanza que la dispersión del juicio separativo te ocasionaba, en gozo, sutileza y llenura, en aceptación y esperanza consumada, en consciencia, paz y certeza íntima de liberación... Y de repente, tras cualquier incomodidad o comodidad, más allá de lo personal y pseudoimpersonal, allende lo corporal e intelectivo, lo auténticamente impersonal, lo ingrávido, pleno y eterno: Amor ilimitado... Ser infinito... Pura Divina Unicidad.

KHAAM-EL



Más allá del ego que se arrastra por este mundo cíclico
o se esconde de él tras sedosas y engañosas creencias especiales,
hay una inextinguible bendición que lo abarca y trasciende
-cómo un esplendente horizonte sin fin que disuelve todo perceptivo horizonte-
haciéndonos libres en el intemporal vuelo del Espíritu...
colmándonos de Amor en la indisoluble comunión de la Vida...
santificándonos en la la gloria de la Divina Unicidad.




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