miércoles, 8 de julio de 2020

COMPARTIR DE VERAS NUNCA ES PERDER, SINO GANAR

   Suponer cosas acerca de sí y darles crédito es suponer acerca de todos, al otorgarles también credibilidad a semejantes arbitrariedades; mas, vivir de suposiciones es vivir en la ignorancia suponiendo conocer todo aquello que en verdad se ignora. Todo eso no es más que yerro tomado por acierto, vanidad e ilusión, malicia travestida de bondad, una barahúnda de despropósitos de fingida coherencia meramente superficial. ¡Despierta! No hay otra. Hemos de ser sacudidos hasta los cimientos egoicos para que no quede piedra sobre piedra y pueda construirse el indestructible templo del Espíritu en nuestros corazones -ahora, sí- entregados, en nuestras mentes -de nuevo- humildes, en nuestro ánimo -al fin- receptivo a lo esencial. Por eso, sólo puede conocerse en profundidad, en toda su bendita y eterna plenitud al prójimo, cuando uno mismo se conoce en profundidad, en toda la bendita y eterna plenitud que le alienta y vivifica... Y cuando descubrimos a DIOS en nuestro interior, lo sabemos en tod@s, sin distinción de razas, culturas, religiones o ateísmos, sin diferencias de sexo, fama, poder adquisitivo o social, aspecto físico o de salud, sin exclusivismos ni elitismos que denigren al que no los posea, sin fanáticas adscripciones políticas, ideológicas, deportivas, patrióticas o utópicas que desprecien, aparten e incluso persigan y ataquen al que no las sostenga o las cuestione, sin las ciegas y sordas intolerancias de la legalista y mecánica injusticia -disfrazada de justicia- que sólo ve lo que quiere ver en su ceguera y sólo escucha lo que quiere oír en su sordera, sin las hipócritas sonrisas o melosos tonos que esconden puñales o besos traidores; y, libres ya -por la gracia- de toda esa esclavitud que pregonaba ser libertad, podremos elevarnos muy por encima de las mezquindades mundanas. Sí, amig@, prójimo de mí corazón, somos en esencia y en verdad Hij@s de la Luz, Hij@s del Amor, Hij@s de la Eternidad, Hij@s de la Verdad y la Vida, Hij@s de la Dicha y la Paz, Hij@s de la Plenitud, Hij@s de la Divina Unicidad... DIOS en nosotr@s y nosotr@s en DIOS en Inseparable Comunión. Por tanto, hemos de compartir de corazón a corazón, los unos con los unos, para retornar a nuestro hogar en el Cielo, como nos dijo Jesús de Nazaret: "Venid, benditos de mi Padre; recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber, era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis, enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?'. Y el Rey les dirá: 'En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis". Mateo, 25:34-40. ¡Bendiciones Herman@, tod@s somos Uno en DIOS! En consecuencia, compartir de veras nunca es perder, sino un siempre ganar en el Alma.

KHAAM-EL



Sí, amig@, el Cielo es un lugar y una actitud aquí en la Tierra,
un milagro del Amor que nos une más allá de la diferencias,
un compartir de corazón a corazón
en el que las pérdidas desaparecen para siempre
en la ganancia infinita del la plenitud de la Divina Unicidad.



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