domingo, 12 de febrero de 2023

LA BUENA LABOR EN EL TIEMPO LLEVA A LO ETERNO, Y LO EXTIENDE

    
Para todos, si no divagamos con distractores anhelos mundanos, es obvio cómo las formas, cuerpos y situaciones en el tiempo vienen y van, varían sin cesar y desaparecen; por tanto, querer que perduren, de vana ilusión se trata. Mas lo que las posibilita es perenne, pleno y benéfico ámbito de eterna sustancia espiritual.
     En consecuencia, asirse desesperadamente al tronco de la seguridad mundana, suponiendo que éste le garantizará a uno una vida plena, trae a la postre -por necio y estéril empeño- grande frustración e innecesario sufrimiento; pues el destino resulta, de tal manera, como el de una hoja caduca sujeta a la rama de un árbol: crecer y verdecer para, tras una lapso inexorable, secarse, desprenderse y caer al capricho del viento.
    Sí, a su tiempo, se vienen abajo los orgullosos deseos del ego; tal que esas hojas secas de árboles de hoja caduca recién referido, o como se desmoronan -cuando sube la marea- los castillos de arena hechos a la orilla del mar por grandes y hermosos que sean. Y a su tiempo, quien ha perecido tras una vida de sincero amor al prójimo y generosa dedicación al bien de todos, al haber realizado la buena labor intemporal en el tiempo, resucita a la plena y eterna vida del Espíritu; semejante a la buena semilla, que al morir a su semillidad en tierra fértil, fructifica y da abundante fruto, extendiéndose en éste su vital esencia para el benéfico nacimiento de nuevas fructíferas semillas.

KHAAM-EL


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