En cuanto percibimos con consciencia pura de donde brota la percepción sensorial del universo, la acostumbrada y adormecida humana comprensión, limitada, falible y sumamente parcial (que desde la corporal manera de razonar se presuponía óptima) colapsa, revelando su inconsistente e ilusoria urdimbre, y, despertándonos de la ilusión de lo separado, perecedero y competitivo, todo adquiere el brillo íntimo de lo conexo, eterno y pleno de amor. Porque, si se atiende con constancia el ver al que ve, el atestiguar al que atestigua, el concienciar al que parece uno ser, la verdad sin límite, inequívoca e imparcial, todoabarcadora y en plenitud, refulge en un instante que desvanece por completo el apego al ego/cuerpo, sabiéndose cierta la eterna vida del Espíritu y falsa la caduca identidad que surge para morir.
Ahora, aun en el mundo transitorio, lo genuinamente universal, lo más allá del universo observado, la bienaventuranza de lo intemporal que traspasa y engulle el tiempo/forma todo, la Divina y Absoluta Inteligencia Suprema que en lo íntimo infinita y sustenta las almas en inefable comunión, ocupa todas las situaciones liberando de angustias y temores según se avanza por la senda del despertar a la Luz, el Amor y la Vida.
KHAAM-EL
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