Sin duda, no hay oración más bella, más verdadera y efectiva, que la de amar sabiéndonos amados por DIOS... Pues, en este confiado abandono a Su Providencia, una consistente paz -que no conoce ni imagina el humano entendimiento- nos embarga, llenándonos el hondón del alma de júbilo y segura esperanza, según jornada a jornada nos muestra la idónea dirección a seguir en nuestro cotidiano vivir en el mundo.
Habrá días de recibir, otros de dar, unos de reír, algunos de llorar y otros de consolar; días de salud y de enfermedad; noches oscuras unas, inspiradoras y benditas otras; jornadas de trasiego y de solaz, instantes de furia, de tedio y de candoroso sosiego; momentos brillantes seguidos de adversidad, y viceversa; días de fiesta y de duelo. Habrá días, en definitiva, en que el alma se regocija y expansiona, junto con otros en los que compungida se encoge y recoge... Mas, en todos ellos, con sus noches, DIOS VIVO nos cuida, enseña paciente y guía certero de camino a la Plenitud del Cielo.
KHAAM-EL
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