TRASCENDENCIA: UN SIEMPRE ESTAR, POR SER

  Sin el sentido de la trascendencia la vida en este mundo transitorio se torna un sinsentido, un personal endiosamiento que reduce lo divino a una mera forma y un vanidoso capricho, que -desatendiendo lo causal/esencial- valida y encomia lo fenoménico desde lo fenoménico creyéndolo la realidad, una trampa sensorial de falsa libertad que seduce hasta oprimir, un esforzarse para perder lo logrado, adquirido o conquistado, un cíclico ir y venir hasta la nausea, un vivir para morir... En definitiva, un estar sin ser. 

    Pero, todo este sinsentido cobra hondo y liberador sentido cuando decidimos pasar por lo pasable sin apego ni resentimiento, yendo a la raíz de los fenómenos indagando en su causa, en el meollo de su esencia, ahondando en el alma que vivifica la carne, haciendo el bien por amor al bien y renunciando a justificar cualquier egoísmo, al reconocerlo un mal, sabiendo que aquello que se tiene intención, deseo y voluntad de hacerle al prójimo se lo hace uno a sí mismo. De repente, lo trascendente, también ya inmanente en todo lo que existe, evidencia su espiritual esplendor y plenitud, su invaluable e inacabable Amor de Eterna Vida, su Sagrada Comunión con DIOS VIVO... En definitiva, un siempre estar, por Ser.

KHAAM-EL