Necesaria es la paz mental para la verdadera apertura del corazón. Quien agitado y atemorizado vive, no ve al prójimo tal cual es, al no conocerse a sí mismo con claridad; y, perdido en el lúgubre laberinto de caóticas cavilaciones, apoyado en engañosas soluciones terrenales y temporarias como si fuesen efectivas y definitivas, ataca o ignora la verdadera ayuda que le emancipa y libera aquí y ahora (nunca en un hipotético e indefinido futuro replicador de egoicas ideas pretéritas) en la plenitud de Ser en Divina Unicidad, Uno con DIOS y toda la Creación, Uno en Espíritu y Verdad con la Fuente Universal. Por tanto, como nos enseño Jesús de Nazaret, "démosle al césar (mundo) lo que es del césar (mundo)" (perdón, liberación, no ego), "y a DIOS lo que es de DIOS" (Gloria, Comunión, Espíritu). Y al dar, así, lo que sí tiene verdadero y eterno significado (Amor), en un aquí y ahora santificado e iluminado por el propósito indiviso de Ser sin carnales fisuras en DIOS VIVO, tras nuestro consciente, bienaventurado y animoso paso por este mortífero e ilusorio mundo, recibir Resurrección y Vida Eterna.
KHAAM-EL
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