Las apariencias son engañosas, sino directamente maliciosas y traicioneras. Nunca ha sido ni será la zalamera cortesía hipócrita, disimuladora del propio interés a costa del ajeno, quien construya relaciones sólidas, sanas, felices y fructíferas, y sí el amor sincero, siempre honesto, claro y bondadoso, a veces recto e incluso brusco, mas buscador incansable del bien de todos por encima de ventajismos particulares, el que posibilita el milagro que nos libera del yugo de la carne y de la muerte, retornándonos a la eterna comunión espiritual con DIOS VIVO.
KHAAM-EL
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