Concienciar la consciencia no sujeta al cerebro y al tiempo, no significando el contradictorio conceptuar del pensamiento egoico, contempla -más allá del pobre mirar de los ojos- la luz inapagable de la que es inseparable; y una mirada infinita surge, ahora, del Corazón, libre de la frágil, fraccionadora, y sumamente engañosa dependencia ocular... Traspasa cuerpos y lindes; abarca océanos, estepas, vaguadas y cúspides; enciende nubes y riega llamaradas, aunando en una misma comunión el poderoso brío del león y la amigable mansedumbre del cordero.
No ego. No cuerpo. No tiempo. Intemporal Sacralidad de Ser. Todo lo que remece invita al reposo y todo lo que sosiega induce a la acción... Ilusoria paradoja de contraposición y combate, desvanecida en un instante santo que libera del tiempo y la forma aun en el tiempo y la forma.
El espacio infinito, resplandeciente en su inmaculada trasparencia, todo lo trasciende y a la vez permea, siendo semilla, sustento y fruto de cualesquier expresión de vida. Nadie, en verdad, nace ni muere; sólo se transforma, hasta que la consciencia aparentemente distinta/separada toma Consciencia de Ser Pura Conciencia Indivisa, indisoluble de DIOS VIVO y de toda Su Eterna Creación... Inagotable Paz, Amor y Plenitud vertiéndose y recibiéndose en la gozosa gloria de la Divina Unicidad.
KHAAM-EL
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