En el fondo de todos los fondos, ahí donde ninguna forma se configura y ningún concepto se articula, ahí donde la quietud de quietudes reposa inmaculada en medio de todas las agitaciones, ahí donde el tiempo y la forma carecen de significado y lo sagrado e inefable se revelan consistentes, la percepción egoica implosiona sobre sí, liberando la luz retenida que proyectaba oscuros mundos temporarios de separación, dolor y muerte... De repente, en un instante que abarca e ilumina todos los momentos habidos o por haber, se recupera la certeza de Ser no ego, no cuerpo; pura esencia eterna, plena e íntegra, comulgando en Divina Unicidad.
KHAAM-EL
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