Tan cercano es DIOS que muchos no lo vivencian por suponerlo ajeno al hondón de su alma. Tan próximo, tan inmediato, tan común, tan entrañable y amoroso que es el Ser de nuestro ser, la Eterna Vida de nuestras vidas, la Plenitud, la Santidad y la Verdad que nos libera, salva y trasciende de este mundo dividido, corruptible y falaz.
Miremos el miedo/deseo de frente; y no lo validemos. Cesemos de echar las culpas de nuestro sufrimiento a alguien o algo, ni siquiera a nosotros mismos. Quedemos en el silencio de la presencia presente, desnudos de todo ropaje intelectual o de cualquier vestidura emotiva... De repente, DIOS VIVO se revela Infinito en lo finito, recordándonos que en Espíritu somos sus Hijos bienamados.
¡Aleluya! El ego y la carne no pueden retenernos en el sufrimiento ni atarnos al mundo, si de todo corazón, humildes y atentos, elegimos ante todo la Paz de DIOS allende todas las humanas expectativas, mundanas decepciones y sueños personales... Sirviendo en vez de buscar ser servidos, amando en lugar de esperar ser amados, bendiciendo incluso a quienes nos maldicen, dando testimonio de la Verdad frente a las mentiras y engaños a pesar de que eso nos traiga contrariedades, calumnias o inquinas, siendo misericordiosos ante la ciega fiereza del que tiene el corazón dolorido y cerrado. En definitiva, viviendo presentes y activos para el Bien de todos por encima de peligros y hasta por encima de la mismísima muerte corporal.
KHAAM-EL
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