En medio de la frialdad y el cálculo divisor de los afanes mundanos, la cálida espontaneidad del Espíritu de DIOS hace florecer la plenitud escondida en el corazón. Hay que perseverar, pues, en la adversidad y, no temiendo las argucias del ego, jamás establecer normas personales por encima de las leyes universales del auténtico Bien Común. Silencio. La Presencia Divina es luminaria siempre presente. Mente en paz, corazón abierto. Oración sincera y meditación firme. Tenemos que permitir que el mundo en su egoísta ceguera nos rompa el corazón, y, afirmados en la fe, permanecer leales al Amor: la Rosa Mística sólo abre sus fragantes pétalos en el cuidado jardín del Alma valiente, generosa y fraterna.
Por tanto, busquemos lo eterno, atendamos a lo sutil, compartamos lo esencial y hasta los clavos de la cruz irradiarán milagrosas bendiciones desvanecedoras de todo ego y de todo mal. Entonces, sin interferencias egoicas, se revelará clara la liberadora y profunda sabiduría que encierran las palabras de Jesús de Nazaret (Maestro de humildes, Forjador de Apóstoles, Voz de voces, Comunión de unidades, Centro sin periferias) conservadas en Lucas 9,24: "el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará".
KHAAM-EL
No hay comentarios:
Publicar un comentario